En los institutos catalanes hay 84.000 alumnos musulmanes y para ellos y sus familias la enseñanza de la religión islámica es mucho más que una simple prueba piloto.
Se trata de defender un derecho a recibir formación religiosa de acuerdo con las convicciones y que vuelve a abrir el debate sobre la enseñanza de la religión en la escuela pública.
Precisamente, la enseñanza laica es lo que defienden los detractores de la prueba piloto. Sin embargo, estos círculos ignoran lo que prescribe la propia Constitución Española, que contempla el derecho de los padres a que sus hijos reciban una enseñanza religiosa de acuerdo con sus convicciones, y el Acuerdo de Cooperación de 1992 entre el Estado Español y la Comisión Islámica de España (CIE) convertido en la Ley 26/92, donde se recoge específicamente el derecho de los padres musulmanes a pedir la enseñanza de la religión islámica para sus hijos.
La comunidad musulmana rechaza, pues, las críticas de aquellos que cuestionan que Cataluña haya empezado, eso sí, un poco tarde, las clases de religión islámica.
La enseñanza del islam empezará en primero de Primaria y primero de ESO y se podrá ampliar a otros cursos.