
En un artículo publicado en el sitio web Kashmir Reader, diario en inglés publicado en Srinagar, la principal ciudad del valle de Cachemira, fundado en 2012 con el lema «Solo noticias», el profesor Hamid Naseem Rafiabadi analiza la profunda relación de Gandhi con el islam. Reconocido especialista en pensamiento islámico y relaciones interreligiosas, y exdirector del Instituto de Estudios Islámicos de la Universidad de Cachemira, el profesor Rafiabadi explica que la admiración de Gandhi por el Corán y el Profeta Muhammad (BP) constituye una dimensión esencial, aunque a menudo pasada por alto, de su legado espiritual. Gandhi veía la humildad y la compasión del profeta como un modelo de vida que se alineaba con su propia búsqueda de la verdad.
Según él, el Profeta Muhammad (PB) fue «un profeta magnífico, intrépido, orientado hacia Dios e imbuido de una compasión ilimitada por la humanidad». Gandhi afirmó que un buscador de la verdad solo podía admirar semejante ejemplo moral y espiritual. El profesor Rafiabadi también enfatiza que Gandhi veía el islam como una religión de paz y justicia, todo lo contrario a las interpretaciones violentas o coercitivas. Para él, una lectura sincera del Corán confirmaba la libertad de conciencia y la igualdad entre los seres humanos, valores que coincidían con su propia búsqueda espiritual y política.
Durante los disturbios de la Partición, Gandhi llegó incluso a declarar que si un musulmán era asesinado, su propia vida debía ser utilizada como rescate. Lo puso en práctica interponiéndose, con riesgo de su propia vida, entre las comunidades hindú y musulmana. Hablando desde Srinagar, en el corazón de Cachemira —una región asolada por conflictos políticos y religiosos durante décadas—, las palabras del profesor Rafiabadi adquieren una resonancia particular. En este frágil espacio, donde la convivencia sigue siendo una cuestión vital, recordar el legado de fraternidad y no violencia de Gandhi es también un llamado a repensar el futuro sobre la base de la justicia y la dignidad compartida.
Ghandi vio el islam como una fuente universal de ética y paz. En el contexto actual de tensiones identitarias, esta lectura nos recuerda que un verdadero diálogo entre las tradiciones religiosas solo es posible si reconocemos sus dimensiones espirituales y morales, en lugar de confinarlas a lógicas de poder.
























