Algunos discursos en España afirman que el crecimiento del islam es parte de una «reconquista encubierta». Esta idea, alimentada por miedo y desinformación, ignora la realidad cotidiana de miles de musulmanes que solo quieren vivir en paz. ¿De verdad hay un plan oculto o simplemente una búsqueda de dignidad?
La mayoría de los musulmanes en España son ciudadanos que estudian, trabajan y forman familias. Muchos nacieron aquí o llevan décadas construyendo su vida en el país. No tienen agenda política ni intereses religiosos expansionistas. Solo buscan respeto y derechos básicos.
El aumento de mezquitas o de mujeres con hiyab no es señal de invasión, sino de visibilidad. Una visibilidad que antes se reprimía. Hablar de «reconquista» evoca fantasmas históricos que nada tienen que ver con la realidad moderna. Esta narrativa genera odio sin base real.
En lugar de teorías conspirativas, sería más útil entender por qué el islam crece: porque ofrece respuestas espirituales, porque hay migraciones, porque hay libertad religiosa. Demonizar una fe por crecer es caer en la islamofobia más básica. ¿O no hacemos lo mismo con otras religiones?
El islam en España no es una amenaza, sino una presencia más en una sociedad plural. Hablar de «reconquista» no es análisis, es propaganda. La verdadera pregunta es: ¿estamos dispuestos a convivir o preferimos seguir alimentando miedos?
