Aunque
quizás ahora no te suene, Tombuctú ya era conocida incluso en
tiempos de Herodoto, quien mencionó en alguno de sus escritos este
lugar. Al estar situado en un punto estratégico, era mucho el
comercio que allí se movía, con grandes mercados y mercancías
exóticas del norte y sur de África. Esta importancia comercial la
sigue teniendo en la actualidad, ya que sigue siendo un enclave
histórico de la ruta comercial transahariana.
Además,
también tenía mucho peso cultural en la época, ya que muchas
de las bibliotecas y archivos más importantes del momento se
encontraban allí. Fue un centro muy importante para el islam, sobre
todo durante los siglos XIII y XVI, cuando la universidad de este
lugar tenía un gran peso en toda la región.
Desde 1988,
muchas de sus construcciones forman parte del Patrimonio de la
Humanidad de la UNESCO: dieciséis mausoleos dedicados a los santos
musulmanes y tres tumbas que pertenecen a sus grandes mezquitas.
Estas son Djingareyber, Sankore y Sidi Yahia, lugares de culto
durante los siglos XIV y XV.
Varias destacadas figuras
andalusíes que viajaron a Tombuctú y que se convirtieron en
personalidades de la ciudad africana, como fueron Abu Haq Es Saheli,
arquitecto de la mezquita de Djingareyber (de estilo andalusí), el
santo Sidi Yahya y el jefe militar Yuder Pacha que gobernó Tombuctú.
Sin embargo, en la actualidad esta ciudad se ve
amenazada por diferentes causas. Una de ellas es natural y es
que, al encontrase en la orilla del Sáhara, la arena del
desierto está invadiendo cada vez más sus calles. Muchos
científicos creen que en el año 2100 puede llegar a desaparecer y
todo quedará bajo la arena del desierto. Además, también se ve
amenazada por diversos conflictos armados y terroristas. De hecho, en
el año 2012 se añadió a la lista de Patrimonio de la Humanidad en
Peligro.
La mayor parte de la ciudad se compone ahora de
mercados y espacios públicos, y además se encuentra rodeada por una
muralla de 5km, otro de sus grandes atractivos. Uno de estos espacios
es la Biblioteca Andalusí, donde se encuentran más de 2.000
manuscritos de los siglos XV y XVI. Por todo ello, esta ciudad
intenta volver a recobrar el turismo que ha ido perdiendo con el paso
del tiempo y así volver a ser considerada como una de las perlas del
Sáhara.