
La reacción del presidente de la República, Emmanuel Macron, era muy esperada. El domingo 27 de abril, el jefe de Estado expresó «el apoyo de la Nación» a los musulmanes franceses ante la conmoción causada por el asesinato islamófobo en la mezquita Khadidja de La Grand-Combe, dos días antes.
“Un joven fue horriblemente asesinado en una mezquita de Gard. A su familia, a nuestros compatriotas de religión musulmana, les ofrezco el apoyo de la Nación. El racismo y el odio religioso jamás tendrán cabida en Francia. La libertad de culto es inviolable”, declaró.
Su reacción llega al día siguiente de su viaje al Vaticano para el funeral del Papa Francisco. Mientras que el domingo 27 de abril se organizaron dos manifestaciones en homenaje a la víctima, una en La Grand-Combe y otra en París, el ministro del Interior, encargado de las relaciones con los Asuntos Religiosos, visitó la subprefectura de Alès ese mismo día.
Mientras tanto, la marcha silenciosa en La Grand-Combe reunió a casi 2.000 personas según fuentes locales. El ministro, que no estuvo presente por temor, según su entorno, a perturbar el momento de recuerdo, transmitió a la prensa «un mensaje de compasión, solidaridad y movilización» a la familia de la víctima y a los musulmanes franceses, «en nombre del Presidente de la República y del Gobierno».