
Reunidos por primera vez en Kazán, capital de Tartaristán, en el marco de la Asociación Panrusa de la Industria Halal, profesionales y líderes religiosos dieron la voz de alarma: Rusia, al parecer, ostenta el triste récord de organizaciones que emiten certificados halal sin una verdadera experiencia religiosa o técnica. Este fenómeno socava la credibilidad del mercado y dificulta las exportaciones a los países musulmanes. Mientras tanto, el Comité de Normas Halal del Consejo Espiritual Musulmán de Tartaristán continúa con sus esfuerzos de internacionalización. Se han firmado acuerdos de reconocimiento mutuo con varios países, entre ellos Kazajistán, Bielorrusia y los Estados del Golfo, lo que facilita la exportación de productos certificados —principalmente lácteos, cárnicos y dulces— cuyas ventas ya superarán los 8 millones de dólares para 2025.
Sin embargo, en el mercado nacional, la falta de normas unificadas, la ausencia de un registro oficial de certificadores y prácticas comerciales cuestionables están obstaculizando la estructuración del sector. Las empresas exigen la intervención del Estado: apoyo financiero compatible con los principios islámicos, subvenciones no reembolsables y un marco legal que armonice las normas y proteja a los consumidores.
Ante la proliferación de actores poco fiables, las autoridades religiosas proponen la creación de un «filtro halal» nacional: un sistema transparente para el registro de certificadores, incluyendo sus cualificaciones, información de contacto y la trazabilidad completa de los productos. El objetivo es restaurar la confianza de los consumidores musulmanes y asegurar los mercados internacionales, especialmente en el Sudeste Asiático y los países miembros de la OCI.
La dinámica actual demuestra la creciente importancia de la economía islámica en Rusia, en particular en Tartaristán, una región pionera en cuanto a normas halal. Si bien las ambiciones son evidentes, su consecución requerirá una mayor coordinación entre el Estado, las autoridades religiosas y el mundo empresarial, condición indispensable para que Rusia se convierta en un actor creíble en el mercado halal global.