El nombramiento de Layla Dris Hach-Mohamed como la primera mujer musulmana al frente de la Policía Nacional de Jaén, una ciudad de 110.000 habitantes situada en Andalucía (sur de España), seguramente ocupará titulares. Desató una ola de reacciones a favor y en contra, estas últimas incluso de odio, en las redes sociales.
Esta comisaria española de origen marroquí nació en Melilla. De 54 años y 30 años de trayectoria, esta profesional multilingüe es licenciada en derecho, ciencias policiales y protocolo. Su destacada trayectoria incluye la jefatura del contingente español de la ONU en Haití (2007) y un puesto como agregada en la embajada de España en Rabat (2013-2017).
La Dirección General de la Policía ha confirmado la apertura de una investigación sobre los mensajes de odio, difundidos principalmente en X (antiguo Twitter). Algunas publicaciones parecen ser parte de una campaña orquestada, que mezcla xenofobia y teorías conspirativas.
Esta polémica llega en un tenso contexto local, marcado por un reciente cambio político en el Ayuntamiento de Jaén. También plantea cuestiones más amplias sobre la integración de las minorías en los altos puestos de las fuerzas de seguridad españolas. Layla Dris Hach-Mohamed recibió una cálida bienvenida por parte de las autoridades locales cuando juró la Constitución, lo que marcó un paso significativo en la diversificación de los altos mandos de la policía española.
El nombramiento de Layla Dris Hach-Mohamed se enmarca en una evolución gradual de las fuerzas de seguridad españolas. Aunque todavía hay pocos agentes de origen musulmán en los altos mandos, su presencia está creciendo, especialmente en la Ertzaintza y en la policía autonómica catalana (Mossos d’Esquadra). La Guardia Civil también cuenta con mujeres musulmanas en sus filas, todas sujetas a las mismas estrictas normas de uniformidad que sus colegas.
