Con la aparición de la luna nueva en este mes de abril, comienza el Ramadán, el noveno mes del calendario islámico. Se anuncia así el inicio del mes del ayuno para 2.500 millones de musulmanes alrededor del mundo. Es propicia la oportunidad para informar sobre ramadán a muchos amigos que nos preguntan cómo es y cómo lo celebran.
Es una práctica religiosa que responde al cuarto Pilar del Islam, que se llama ayuno (Saum, en árabe). El profeta Muhammad nos dijo en sus narraciones que se debe ayunar porque así lo decretó Dios, coincidentemente con este mes llamado Ramadán y en el cual comenzó la revelación del Sagrado Corán y otros libros sagrados.
En el mes de Ramadán se hizo descender el Corán, para establecer a la gente una dirección a seguir con discernimiento y guías claras. Cuando reconozcáis el inicio del mes, debéis ayunar. Así podréis conocer la Grandeza de Dios y le seréis agradecidos. Corán (02:185).
Los musulmanes, hombres y mujeres, deben dejar de ingerir todo tipo de alimentos y bebidas permitidos de forma halal desde el alba hasta la puesta del sol. Los matrimonios no deben mantener relaciones maritales en ese lapso del día. El Islam no acepta las relaciones sexuales fuera del matrimonio. Una vez que se pone el sol, se permite comer y beber normalmente. El ayuno es de 30 días y cuando culmina se celebra la fiesta de Eid Al Fitr
El ayuno de ramadán es de 30 días, y cuando concluye se celebra la fiesta de Eid Al Fitr. Están obligados a ayunar varones y mujeres desde el momento que llegan a la pubertad. Las mujeres embarazadas y las que amamantan, los enfermos y los viajeros están eximidos, con la condición de que cuando ya no se encuentren bajo esas reglas, recuperen los días no ayunados.
Los objetivos del ayuno son variados. Ayunar durante 12 horas o más por día fortalece el funcionamiento del cuerpo humano y le permite generar nuevas células mucho más rápido. También la persona se acostumbra a tener paciencia y dominar sus deseos y pasiones. Otro de los objetivos nobles es la solidaridad. La persona que ayuna experimenta el hambre, hecho que lo motiva a ayudar a quienes no tienen para el sustento del día. El profeta Muhammad dijo: Dios no necesita que uno deje de comer y de beber si no se convierte en mejor persona, solidaria y caritativa.