Viajar por el mundo siempre ha sido y sigue siendo uno de mis sueños. Como persona que le interesa mucho leer sobre la literatura de España y América Latina, y ha estudiado el legado andalusí en Granada y toda Andalucía, tenía mucha ilusión de ver La Alhambra, la Mezquita de Córdoba y toda España.
Pasar del Norte de África a Europa por primera vez fue muy divertido, una experiencia llena de ilusiones y decepciones.
Dicen que para vivir en una comunidad nueva y sobrevivir y comprender las diferencias culturales hay que integrarse socialmente. Como parte de esa futura integración social empecé a estudiar el idioma y leer mucho sobre la cultura española ya antes de viajar. Sin embargo, mi conocimiento sobre esta cultura antes de mi llegada al país no fue suficiente en mi caso. El estar en el país y hablar con nativos todos los días es la prueba real de si lo que uno estudió o leyó antes del viaje era cierto o no.
Como una chica joven recién llegada tenía muchas expectativas sobre España y Europa en general. En primer lugar, pensaba que todo el mundo entendía que una chica musulmana puede llevar el velo o no llevarlo, pero todavía algunas pocas personas que conocí estaban totalmente sorprendidas al verme sin el hiyab y hay algunos que seguían preguntándome: “¿Entonces eres un tipo nuevo de musulmana moderna o llevas esta ropa porque ya estás más españolizada?!”
Sin embargo, creo que la mayoría de la gente en España, que viaja y lee mucho, sabe que algunas musulmanas llevan el velo y otras no y que las sociedades del mundo árabe tienen de todo como cualquier otra sociedad. El tema de la mujer musulmana se ve con normalidad y se considera que cualquier decisión que ella tome sobre su vestimenta es respetable.
Entendí también que para lograr esta integración social con éxito hay que respetar las leyes y hábitos de la sociedad de acogida, en primer lugar, los cambios en los horarios de comer, salir y trabajar y acostumbrarse a ellos.