Entrevistamos a Hassan Al Kanouni, el imán de la Mezquita de Navalcarnero

El imam de Navalcarnero durante la entrevista

Texto: Youssuf Abdul

El Sheikh El Hassan Al Kanouni nos recibe con los brazos abiertos en la mezquita de Navalcarnero donde diariamente actúa como imam y profesor. Tras una pequeña conversación después del Dhur, me invita a una sala donde empezamos la entrevista.

  1. ¿Cómo es tu día en la mezquita como imam? ¿Y cómo profesor de lengua árabe y religión?

Normalmente, el día está dividido y muy bien programado según el horario de rezo. Como es bien sabido, la oración es el pilar del islam, es una obligación y un deber para cualquier musulmán. Diariamente, me encargo de las charlas de orientación y de concienciación las cuales están dirigidas a la mayoría de los creyentes que no tienen un conocimiento básico del islam debido a la ignorancia y el analfabetismo. Al final, prefieren escuchar las palabras de un imam antes que leer libros.

Este tipo de charlas se dan los fines de semana cuando los fieles musulmanes tienen tiempo para estar en la mezquita, es decir todos los sábados y domingos, especialmente, a partir de la oración del maghrib y están dirigidos a todas las personas.

En lo que se refiere a la enseñanza de los niños y niñas se lleva a cabo todos los días de la semana por la tarde a partir de las 16:00 horas. Las duraciones de las clases oscilan entre una y dos horas. Para los niños que empiezan por primera vez la clase de religión, se lleva a cabo, primeramente, la lectura colectiva del Corán y se les enseña a escribir y a aprender el abecedario. Posteriormente, se les envía ejercicios. En cambio, para los niños que no son tan principiantes, se les enseña educación islámica, jurisprudencia, seguido de la memorización del Corán tanto de forma colectiva como individual. Mi tarea como imam es corregir la pronunciación y la recitación de las aleyas.

Como imam aconsejo a mis alumnos leer el Corán, por lo menos, media hora antes de dormir para que vayan perfeccionando la lectura del libro sagrado.

  • ¿Eres el único profesor en la mezquita?

No, hay algunas profesoras que me ayudan a dar clases a los alumnos, sobre todo en materia de escritura y lectura. Sin embargo, tareas como la memorización y la recitación del Corán lo llevo a cabo yo solo. De todos modos, tengo mucho apoyo porque tenemos unos 200 alumnos. En cuanto a la enseñanza me gustaría hacer una reflexión. Yo creo que la enseñanza de árabe y religión no solo debería hacerse los fines de semana tal y como ocurre en la mayoría de mezquitas. Los niños deben acudir a la mezquita todos los días de la semana después de la jornada lectiva en sus escuelas. Asimismo, creo que hay que motivarles para que quieran estudiar en la mezquita. Por eso, nosotros organizamos jornadas de concursos en las que repartimos premios a quienes hayan hecho un mayor esfuerzo. Eso sí, quiero remarcar que no solo se los damos a los mejores, sino a aquellos que han demostrado más interés y motivación por el aprendizaje de la lengua de la religión. Esto lo hacemos dos veces año, una a mitad de curso y otra con el fin del curso académico.

  • ¿Cómo preparas las jutbas y cuáles son las referencias en las que se basan?

Normalmente, preparo las jutbas teniendo en cuenta el nivel de cultura de la mayoría de musulmanes que acuden a la mezquita. Generalmente, son jutbas sencillas con un lenguaje muy comprensible. Con frecuencia uso el darija para explicar el contenido de las ayas del Corán y de los hadices. La mayor parte de las personas que vienen a la mezquita son del norte de Marruecos y, por lo tanto, no son árabes sino bereberes, como yo. Por eso utilizo palabras y expresiones típicas de la zona con el objetivo de aproximar el contenido de la jutba a una cultura concreta.

Los temas de las jutbas son muy variados. Por ejemplo, me gusta hablar de la educación de los niños, sobre todo en los países de residencia. Es un tema importantísimo y lo relaciono con cómo se deben comportar en estos países y a la vez ser buenos musulmanes. También otro tema al que he dado mucha importancia es la memorización del Corán, no en su totalidad, pero sí por lo menos algunas suras y ayas, así como entender bien su exégesis. Es fundamental que el musulmán aprenda a leer la palabra de Allah y la memorice.

  • ¿Cuáles son tus sheikhs musulmanes de referencia?

Siempre me baso en imames que enseñan a los fieles a estudiar, a aprender los cinco pilares del islam, que se centran en cómo se tiene que rezar correctamente, cómo tienen que estar en una senda de respeto al que tiene al lado y que, por tanto, no busque generar conflictos ni problemas. Mis referencias son los ulemas que enseñan bien la jurisprudencia, independientemente de la divergencia que existe entre las cuatro escuelas del islam. En mi caso, yo aplico la jurisprudencia maliki. Tal y como comenté antes me adapto al contexto y estas son las tradiciones a las que están acostumbrados casi todos los que acuden a esta mezquita. Sin embargo, esto no significa que haya una escuela mejor que otra, es más todas trabajan en la misma dirección, intentado dar una explicación en términos religiosos a las preocupaciones de los creyentes musulmanes.

  • Hay asuntos en el islam que son más complicados como el tema del sanad (información proporcionada en relación con la vía por la que el texto nos ha llegado a la actualidad). ¿Cómo podemos diferenciar entre un verdadero hadiz y otro falso?

En la ciencia del hadiz existe la cadena de transmisión, la cual es fundamental para entender el desarrollo de los dichos y hechos del profeta y su veracidad. El sanad es clave porque permite a los ulemas clasificar según grado de autenticidad. Existen hadices auténticos, notables, buenos, inadmisibles y débiles. Por ejemplo, el sheikh saudí Ibn al Uthaumeen calificó un hadiz de auténtico mientras que otro sheikh como al Albani lo consideraba débil. Ambos son muy conocidos en la ciencia del hadiz pero cada uno se basó en una cadena de transmisión diferente, es decir en transmisores diferentes. Sin embargo, ambos tienen razón. Es una rama de estudio de extremada complejidad y no cualquiera puede juzgar un hadiz como auténtico o débil. De esta manera, es una tarea asumida por los consejos de ulemas de cada país musulmán.

  • ¿Cómo fue tu trayectoria como estudiante en Marruecos? ¿Y cuándo llegaste a España?

De pequeño empecé a estudiar en un colegio coránico donde escribía en un tablero de madera con tinta y un lápiz especial, algo arcaico pero que me trae buenos recuerdos. Así es como aprendí a escribir bien el árabe y sus caligrafías. Cuando crecí, empecé a estudiar el fiqh y el árabe en un instituto islámico. Sin embargo, con el fallecimiento de mi padre no me quedó otra que buscar trabajo para ayudar a mi familia.

Posteriormente, a mis 25 años me casé y me dediqué a la relojería durante 12 años en lugar de terminar mis estudios.

En el año 1999 solicité un visado turista para Alemania y me lo dieron. Allí, conseguí un trabajo de manera ilegal y en el año 2001, aprovechando una regularización general de inmigrantes en España, presenté la solicitud para venir aquí. Acabé en Andalucía, donde me formé como carpintero y trabajé en una empresa de fabricación de muebles con contrato indefinido hasta que, en el 2009, la crisis acabó con todo. La quiebra de la empresa hizo que estuviera dos años en paro. Sin embargo, tras este tiempo me llamaron del INEM y me ofrecieron un trabajo como jardinero durante 6 meses, tras lo cual volví al paro. Afortunadamente, un día me llamaron de Toledo para trabajar como imam y profesor en una mezquita, por lo que no dudé en aceptar y trabajé allí dos años. Tras ese tiempo, cambié Toledo por Brunete y, posteriormente, estuve en Galapagar cuatro años, luego en Las Navas del Marqués en Castilla y, finalmente, donde estamos ahora, Navalcarnero.

  • ¿Cómo ves el estilo de vida en Alemania y España, los cuales son muy diferentes a Marruecos?

El principal motivo por el que vine a Europa era mejorar la situación económica de mi familia. En Europa el sueldo puede cubrir las necesidades básicas, en cambio en Marruecos es muy difícil conseguir un trabajo y un sueldo respetable. Asimismo, aquí el Estado garantiza la sanidad, la enseñanza, los derechos de los trabajadores, la jubilación, el desempleo, etc. Todo esto se llama calidad de vida y en nuestros países de origen no existe.

  • ¿Echas de menos la vida religiosa de Marruecos donde la comida es halal, hay mequitas en todos sitios y los valores islámicos prevalecen?

La verdad, hoy por hoy, no existe una gran diferencia entre el modo de vida en Marruecos y Europa. En Marruecos hay discotecas, bares, tiendas donde venden alcohol, mujeres que visten al estilo europeo, etc. Al fin y al cabo, es la persona quién decide el camino apropiado. No es importante si estás en Europa o en los países musulmanes, sino cómo te comportas tú. Aquí se respeta mucho la religión de cada persona y de cada comunidad, en mi caso, nunca he recibido un trato discriminatorio o un rechazo por parte de las autoridades. Es cierto que las tradiciones son diferentes, pero eso no tiene ninguna importancia a la hora de llevar una vida normal fuera de nuestros países.

  • En España no existe un cementerio para los musulmanes, ¿crees que es un gran problema para la comunidad?

Sí, lo es. No conozco ningún cementerio musulmán en todo el territorio español y quizás en otros países europeos tampoco existe. Para que un cementerio sea musulmán, en términos islámicos, su propiedad tiene que ser de los musulmanes y no del ayuntamiento o el Estado. Se habla de uno en Carabanchel y otro en Griñón, sin embargo, al no cumplir la condición que he comentado, no se pueden considerar musulmanes. Es por ello que defiendo que los musulmanes tengan un seguro de fallecimiento y repatriación a sus países de origen para evitar esta preocupación, la cual es creciente en la comunidad.

  1. ¿Para ti vivir en España es cómodo?

En España me siento muy cómodo. Desde 2001, nunca he visto, como te dije antes, un acto de racismo. Esto lo digo sin ningún tipo de exageración y sin miedo a nadie. En España no existe racismo institucional, seguramente haya personas racistas, pero como en todos los sitios. Cuando trabajaba en la empresa de carpintería, yo era el único extranjero y estaba entre 35 trabajadores españoles. Mis compañeros siempre me trataron muy bien. Hay algo de lo que no se habla tanto y es el racismo entre los propios marroquíes. Racismo entre los del norte y los del centro o los del sur. Eso lo he observado incluso aquí, en la mezquita.

En cuanto a las autoridades siempre se han portado fenomenal con nosotros. Cuando es el rezo del viernes o a la salida de alumnos de la mezquita, siempre hay policía municipal para evitar cualquier incidente. Asimismo, el Ayuntamiento pone todas las facilidades posibles para que las actividades de la mezquita siempre se desarrollen con normalidad.

La conversación ha sido larga y entre pregunta y pregunta hemos hablado de más asuntos. Hablamos de Siria, de su situación actual, y él opina que es lamentable lo que está sucediendo. Considera que este “histórico y bonito país” ha sido destrozado como consecuencia de una sociedad dividida y un régimen autoritario. Se queja de que después del colonialismo, las potencias coloniales mantuvieron regímenes acordes a sus propios intereses, por lo que se muestra a favor de la democracia en occidente que refleja la voluntad del pueblo frente a estos sistemas.

Asimismo, nos cuenta que no vive en Navalcarnero sino en Galapagar y que debido a la distancia a veces duerme en una habitación habilitada para ello en la mezquita. Incluso, hay ocasiones que pasa toda la semana allí, y vuelve miércoles y, a veces, jueves para pasarlo con la familia.

Otro tema que abordamos son los consejos a los fieles. Su estilo es pragmático. Cuando se trata de una consulta sobre problemas familiares prefiere la conversación sea individual para mantener la intimidad de las personas. Sin embargo, cuando la consulta puede interesar a toda la comunidad, opta por dar consejos delante de todos los fieles.

Finalmente, nos despedimos tras más de una hora de agradable charla.

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