La metodología profética para la superación personal

En los primeros días del islam, el Profeta (PB) construyó y desarrolló una verdadera sociedad musulmana de una manera muy cuidadosa, lenta y gradual. Las principales cualidades de sus primeros compañeros están capturadas en la declaración de Dios:

“Y se paciente con quienes invocan a su Señor mañana y tarde deseando Su rostro y no apartes tus ojos de ellos por deseo de los adornos de esta vida mundana y no obedezcas a quien Nosotros hemos hecho que esté desatento de Nuestro recuerdo, que sólo sigue sus pasiones y actúa de manera inmoderada”. (18:28)

En este versículo, Dios destaca algunas de las cualidades y rasgos únicos de la primera generación de musulmanes; aquellos que fueron nutridos, formados y educados directamente por el Profeta (PB).

1. Paciencia

La primera cualidad es ṣabr, que generalmente se traduce como paciencia. Pero en el contexto del islam, la palabra ṣabr es mucho más amplia que simplemente paciencia. A menudo, hay palabras que no se pueden traducir al español usando una sola palabra (una traducción de una sola palabra no capta realmente la esencia o el significado de la palabra árabe en sí). Ṣabr es una de esas palabras donde su esencia o realidad no se puede capturar en una sola palabra en español. De hecho, incluye paciencia, constancia, firmeza, fuerza, autocontrol y contentamiento. Ṣabr es quizás la mayor virtud que tenemos en el islam. Algunos eruditos mencionan que ṣabr es una de las cualidades más importantes mencionadas en el Corán.

Esta cualidad es tan fundamental para nuestra práctica como musulmanes que sirve como catalizador para una serie de otras características dignas de elogio. Dado que la paciencia es tan fundamental para nuestra práctica como musulmanes y es el catalizador de todos estos grandes rasgos, se fomenta en varios versos del Corán y narraciones del Profeta (PB). Algunos eruditos mencionan que Dios ha mencionado el concepto de paciencia en 90 lugares a lo largo del Corán.

2. Una fuerte conexión con Dios

La segunda cualidad que el Profeta (PB) cultivó con sus seguidores fue la súplica frecuente a Dios. Siempre recurriendo a Dios y pidiéndole ayuda, asistencia, apoyo, guía y fortaleza. Esto se capta cuando Dios dice: “Con aquellos que oran a su Señor por la mañana y por la noche”.

La Duʿā, súplica, invocar a Dios, es una de las herramientas más poderosas que tiene un creyente. El Profeta (PB) dijo: “La Duʿā es el arma del creyente”. Es una línea directa de comunicación entre un creyente y su Señor y Creador. Se considera que es la esencia o epítome de la adoración. Cuando una persona levanta la mano en súplica a Dios, muestra que reconoce la realidad de su relación con Él. Reconoce que es Su siervo y que Él es su Señor y Creador.

Reconoce y admite que no tiene el poder, la habilidad o la capacidad de hacer nada sin la ayuda y asistencia de Dios. Al suplicar a Dios está cumpliendo con su obligación de invocarlo. Y lo hermoso es que cuando Lo invoca, Él responde. Dios dice:

“Y vuestro Señor dice: “Invocadme y Yo os contestaré. En verdad, quienes se muestran arrogantes ante su obligación de adorarme pronto entrarán en el Infierno humillados (40:60).

Del mismo modo, en la Sura al-Baqarah, Dios dice:

“Y cuando Mis siervos te pregunten por Mí, (diles que) en verdad, Yo estoy cerca y respondo la súplica del suplicante cuando Me suplica. Por tanto que Me respondan y crean en Mí, para que, quizás así, sean bien dirigidos” (2:186)

3. Sinceridad

La tercera cualidad que el Profeta (PB) inculcó en sus seguidores fue la sinceridad. La sinceridad, ijlāṣ, es la clave detrás de todo lo que hacemos. Todo lo que decimos o realizamos debe hacerse solo por Dios, buscando Su satisfacción y aprobación. No hacemos las cosas por motivos ocultos, estatus, riqueza o alabanzas. Dios le dice al Profeta (PB):

“Di: “En verdad, mi oración y toda mi adoración, mi vida y mi muerte, pertenecen a Dios, Señor del Universo. Él no tiene socio. Se me ha ordenado esto y soy el primero de los que se someten” (6:162-163).

De hecho, la sinceridad es un requisito previo, una condición, para que nuestras acciones sean aceptadas por Dios. Como dijo el Profeta (PB): “Verdaderamente, las acciones se juzgan por las intenciones y verdaderamente cada persona obtendrá lo que se propone”. Este hadiz es considerado por muchos eruditos como el hadiz absolutamente más importante en términos de nuestras acciones.

4. Firmeza

La cuarta cualidad de los Compañeros del Profeta (PB) fue la constancia y firmeza en la verdad. La firmeza, o istiqāmah, también es un rasgo esencial. Istiqāmah significa ser constante, firme, recto y constante en nuestra fe y práctica. Esta es quizás una de las cosas más difíciles de lograr, pero se puede conseguir con trabajo duro, dedicación y determinación. Es por eso que el Imām al-Ghazālī escribió: “Istiqāmah en el camino recto en este mundo es tan difícil como cruzar el puente sobre el infierno. Ambos caminos son más estrechos que el cabello y más afilados que la espada”.

En varios lugares a lo largo del Corán, Dios nos instruye a permanecer firmes en el camino recto; a ser recto y consecuente. El Profeta (PB) también aconsejó a sus Compañeros lo mismo. Sufyān ibn ʿAbdullah narró que le preguntó al Profeta (PB): “¡Oh Mensajero de Dios! Dime una declaración sobre el islam que no tenga que preguntarle a nadie más que a ti”. El Profeta (PB) respondió: “Di: “Creo en Dios” y luego mantente firme”.

De este modo, el Profeta (PB) inculcó cuatro cualidades extremadamente poderosas y transformadoras dentro de sus Compañeros: 1) Paciencia, 2) Una fuerte conexión con Dios 3) Sinceridad, y 4 ) Firmeza. Al analizar estas cualidades cuidadosamente aprendemos sobre el método y el modelo profético para generar cambios.

FuenteMundoislam
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