Después de dos años de confinamiento es con alegría y esperanza que la comunidad musulmana acoge el mes de Ramadán para el año 2022, un mes de ayuno, oración, introspección, respeto, de compartir y dar.
Desgraciadamente, algunas personas, sin darse cuenta o por descuido, no respetan las exigencias éticas que rigen las relaciones de los musulmanes con sus vecinos, sean quienes sean, especialmente en este mes de intensa espiritualidad. En efecto, las molestias nocturnas señaladas por los vecinos de ciertas mezquitas durante el bendito mes del Ramadán son muy reales.
Entre estos inconvenientes en cuestión, podemos citar las repetidas y ruidosas concentraciones frente a las mezquitas después de las oraciones nocturnas de los tarawih y del fayr, y el estacionamiento ilegal de vehículos que puede ser muy embarazoso en las cercanías de las mezquitas, por nombrar algunos pocos.
El respeto a los vecinos es una obligación religiosa. Dios dice: “Y sed buenos con vuestros padres, con vuestros familiares, los huérfanos, los necesitados, los vecinos cercanos y los vecinos lejanos” (4:36)
El Profeta (PB), nos instó, con inequívoca insistencia, a respetar y honrar al prójimo y a considerar el buen comportamiento hacia él como parte integral de la fe cuando dijo: “’Juro por Dios que no tiene fe. Juro por Dios que no tiene fe. Juro por Dios que no tiene fe”. “¿De quien se trata?, le preguntamos. “Aquel cuyo prójimo no está a salvo de su conducta maliciosa”, respondió. (Recopilado por Al-Bujari y Muslim).
De este modo, es preciso respetar los derechos de los vecinos y evitar comportamientos contrarios al espíritu del mes de ayuno y convivencia.