Pregunta: ¿Qué persona es mejor? La persona que reza, pero es muy grosera, no hace bien a nadie y solo perjudica a todos, o la persona que no reza, pero que siempre es amable y lista para ayudar a los demás?
Respuesta: El destino de cada uno de nosotros está en manos de Dios Todopoderoso, pero según lo que está escrito en los Libros y el consenso de los ulemas un musulmán que no reza ni cumple con otras obligaciones del Islam y además las niega es un kafir y sus buenas acciones en el Día del Juicio no lo ayudarán. Aunque pueda considerarse una buena persona en este mundo y reciba elogios, se beneficiará de ellos solo aquí (es decir, en este mundo).
Pero si no cumple con las obligaciones islámicas debido a la pereza y su descuido y muere así, es decir, sin arrepentirse, su destino está en el poder del Todopoderoso. Hay un hadiz del Profeta (PB), que dice: “La diferencia entre nosotros (creyentes) y ellos (no creyentes) es el cumplimiento de la oración”. (Ahmad, Tirmizi, Al Nasai y Al Hakim).
El Mensajero de Dios (PB) dijo que “la oración es la obligación más importante del Islam” (Ahmad, Tirmizi e Ibn Mayah). Pero un musulmán que reza y al mismo tiempo comete malas acciones anula todas las recompensas por sus oraciones. El Corán dice que la oración protege a una persona de las malas acciones.
La oración y otras formas de adoración (ibada) deben influir positivamente en el comportamiento de un musulmán, pero deben realizarse de forma plena y sincera. En un hadiz mencionado por el Imam Ahmad se dice que una vez le preguntaron al Profeta (PB) acerca de una mujer que ayunaba todos los días, pasaba toda la noche en oración y daba muchas limosnas, pero dañaba a sus vecinos con su lengua. El Profeta (PB) dijo que iría al Infierno. Por lo tanto, queda claro cuán importante es realizar sinceramente la oración, porque si aquella mujer hubiera rezado sincera y plenamente, nunca habría perjudicado a sus vecinos. La oración la salvaría de este tipo de acciones, como dice el Corán. Cabe recordar que los musulmanes creen que la salvación en la otra vida no viene dada solo por la fe, sino también por las buenas acciones.
De lo anterior se deduce que el musulmán que reza pero hace malas acciones es mejor que alguien que hace buenas acciones, pero no reza. Porque, al realizar la oración, una persona puede arrepentirse y abandonar las malas acciones. Sin embargo, el que no reza no piensa en el Todopoderoso, y no se sabe si comenzará a rezar y si podrá arrepentirse y compensar las oraciones perdidas antes de encontrarse con el Ángel de la Muerte.