Esta
historia comenzó con el hecho de que un día un hombre cogió los
huesos de alguien fallecido y preguntó al Mensajero de Dios (PB):
“¡Oh, Muhammad! ¿Estás diciendo que Dios me devolverá a la vida
después de que me parezca a esos huesos muertos?”. Después de
eso, el Todopoderoso envió la siguiente aleya del Corán:
“¿Piensa
el ser humano que no reuniremos sus huesos? Pues sí. Tenemos poder
para
recomponer sus huellas dactilares” (75:3-4)
El énfasis
puesto en las yemas de los dedos en el Corán es extremadamente
importante. El hecho es que las huellas digitales son diferentes para
todas las personas. Todas los seres humanos que habitan la Tierra en
nuestro tiempo tienen ciertas huellas dactilares que son exclusivas
solo de ellos. Y las huellas digitales de todas las generaciones
anteriores de personas también son diferentes de todas las
posteriores.
En
virtud de esto, las huellas digitales de la mano de una persona se
consideran específicas y exclusivas de la misma.
Pero tal
característica fue descubierta solo en el siglo XIX. Hasta ese
momento, el patrón en la punta de los dedos se presentaba a las
personas simplemente como un conjunto de líneas, que no indicaban
nada y no poseían características significativas.
Solo en
1823 el científico
Johannes
Evangelista
Purkinje
les
prestó atención por primera vez, afirmando que las huellas
digitales se pueden utilizar para identificar a una persona.
En
1877, un funcionario inglés en la India, William Herschel, mencionó
en una carta al Inspector General de las Prisiones de Bengala la
importancia de utilizar huellas digitales para identificar a los
delincuentes. Sin embargo, no fue escuchado.
Francis Galton
jugó un papel decisivo en estudio de las huellas digitales. Mientras
que los científicos se enzarzaban en una feroz polémica sobre este
fenómeno, Galton recolectó muchas muestras de huellas digitales y
pasó años clasificándolas. Finalmente, logró identificar cuatro
tipos principales de dibujos papilares, sobre los cuales construyó
su sistema, que abrió una nueva era en el análisis forense. En
1892, Galton declaró: “La probabilidad de repetir el patrón de
huellas digitales de una persona es de una entre 65.000
millones”.
Las huellas digitales se han convertido en un
instrumento para resolver crímenes y hoy todos saben que con la
ayuda de una huella digital se puede establecer la identidad de una
persona.
Los científicos estaban convencidos de que incluso
si cortas la piel de la punta de tus dedos, luego de la curación, el
patrón anterior se recuperará.
Esto se supo bastante tarde,
y los científicos pioneros tuvieron que probarlo. También tuvieron
que demostrar la efectividad de las huellas digitales y la
posibilidad misma de determinar la identidad de una persona de esta
manera.
Dios, el Creador de todas las cosas, y del hombre
incluido, mencionó esto en el Sagrado Corán 1.300 años antes del
descubrimiento y reconocimiento de este fenómeno.
El Corán y las huellas dactilares
Dios mencionó esto en el Sagrado Corán el tema de las huellas dactilares 1.300 años antes del descubrimiento y reconocimiento de este fenómeno