La armonía que nos rodea se ve rota en ocasiones por los problemas. En tales ocasiones, tales dificultades caen sobre nosotros de forma rápida e inesperada.
¿Cuál es el significado de este hecho? ¿Por qué sufrimos estas tribulaciones?
A este respecto el Sagrado Corán dice: “¿Acaso contabais con entrar en el Jardín sin soportar cosas parecidas a las que sufrieron los que vinieron antes de vosotros? Sufrieron la pena y la dificultad, y tal conmoción que el Mensajero y los que creyeron con él dijeron: ¿Cuándo llegará el auxilio de Dios? ¿Acaso el auxilio de Dios no está cercano?” (2:214)
Dios Todopoderoso ya sabía incluso en la pre-eternidad,, antes de la creación del universo y las personas, quien haría qué cosa. Por tanto, no es correcto creer que Dios solo conoce estos hechos después de que tales pruebas se produzcan.
La aleya mencionada se reveló para referirse a aquellos que creían en el Profeta (PB) y aceptaron el Islam, pero a los que resultó difícil soportar la persecución de la tribu de Quraish, con el fin de proporcionarles un consuelo y apoyo y promover en ellos la paciencia. Aunque la aleya fue revelada en aquella ocasión, está dirigida a toda la Ummah y a todo momento.
“¿Acaso las gentes piensan que se les permitirá decir “¡Creemos!” y no serán puestos a prueba? Ciertamente, Nosotros pusimos a prueba a quienes les precedieron y Dios conoce a quienes dicen la verdad y conoce a los mentirosos”. (29.2)
Esta aleya fue enviada cuando algunos musulmanes medinenses enviaron una carta a otros que vivían en Meca y que no se habían ido a vivir a Medina en la que se decía: “Vuestro Islam no será aceptado si sólo lo practicáis en las palabras y no os trasladáis a vivir a Medina”. Pero cuando estos últimos salieron de Meca los incrédulos mecanos los siguieron y, después de atraparles, llevaron a cabo crueles represalias contra ellos. Algunos fueron muertos y otros lograron escapar. Fue entonces cuando esta aleya fue revelada.
De este modo, Dios Todopoderoso llama a los seguidores de Muhammad (PB) a soportar las pruebas y dificultades, las desgracias y privaciones. En este sentido, el sabio islámico Arif Ibn Ataillah dice:
“La sinceridad o falsedad de la fe de un siervo de Dios es conocida en dos casos: en los tiempos de prosperidad y en los de infortunio. Quien da las gracias a Dios en la época de bienestar y muestra paciencia en la época de dificultad o desgracia posee una fe sincera, es decir, él es un creyente real. Quien no recuerda a Dios en la época de prosperidad y no le agradece por el bien que recibe ni muestra paciencia en el tiempo de desgracia, como si no hubiera nadie más que él en el mundo que soportara problemas, esa persona no posee una fe sincera.”
Un hadiz señala: “Los problemas llegan en primer lugar a los profetas, luego a los santos y luego a los que están más cerca de ellos y luego a los siguientes”. De aquí se desprende que cuando Dios ama a Su siervo, le somete a pruebas. Cualquier prueba llega a su fin y entonces el creyente experimenta el alivio después de la dificultad. Así pues, no hay bienestar sin dificultades. Un dicho oriental dice: “Si no soportas las picaduras de las abejas, no podrás probar la miel”.
Otro hadiz profético dice: “Cuando Dios ama a uno de Sus siervos, le somete a pruebas, es decir, le envía problemas y si muestra paciencia, Dios le escoge. Y si Su siervo muestra satisfacción, entonces Dios le elige para una especial exaltación”.
Así pues, no es la persona que supera el problema mostrando paciencia la que soportará una desdicha real, sino aquella que no ha mostrado paciencia en ese tiempo. Esta persona, además de soportar dicha dificultad en este mundo, no obtendrá una recompensa por haber tenido paciencia y haberla superado, pese al dolor que le hubiera podido causar.