
رَبَّنَا تَقَبَّلْ مِنَّا إِنَّكَ أَنتَ السَّمِيعُ الْعَلِيمُ
Rabbana Taqabbal Minna Innaka Antas Sami-u’l A’lim
“Y [recuerda] cuando Abraham levantó los pilares de la Casa junto con Ismael (y suplicó): “¡Señor nuestro, acéptanoslo! ¡En verdad, Tú eres Quien todo lo oye, Quien todo lo sabe”. (Sura al Baqara, 2:127)
El Profeta Ibrahim y el Profeta Ismail, mientras construían la Sagrada Kaabah, le rezaron a Al-lah por la finalización exitosa de su proyecto. Ellos pusieron en él sus mejores esfuerzos para que su trabajo fuera fructífero, porque hay muchas fuerzas desconocidas e incontrolables que trabajan en el universo, que pueden causar una decepción a alguien si Al-lah, Que no solo conoce sino que tiene control total sobre todas las cosas y eventos, no lo ayuda. Así que siempre debemos invocar a Al-lah recitando este verso, como sucede en las tradiciones de Sus profetas, siempre que aceptemos un trabajo que sea legítimo.
También debe recitarse este versículo al final de cualquier buena obra, después de rezar cualquier salat wayib o sunnah (oración voluntaria), o cuando se haya leído todo o parte del Sagrado Corán en una sola sesión o después de asistir a un maylis (una reunión religiosa para mencionaf los méritos del Sagrado Profeta).
La recitación de este versículo también se recomienda para buscar el cumplimiento de cualquier deseo legítimo.