El respeto por los derechos de los vecinos no es una opción en la tradición islámica; es una obligación. En teoría, al menos. En la víspera de Ramadán 2018, la Gran Mezquita de Lyon llamó la atención, en un artículo de Facebook, sobre las consecuencias negativas de ciertas prácticas sobre los vecinos no musulmanes.
“El Ramadán es también el mes en el que podemos ser más dañinos para la imagen del Islam entre nuestros vecinos no musulmanes”, señala el artículo. “Comemos hasta altas horas de la noche y nuestros hijos permanecen despiertos con nosotros cuando deberían estar en la cama. Comemos tarde sin preocuparnos por los ruidos causados por nuestros cubiertos, nuestros pasos, nuestras abluciones … (…) Salimos de noche de la mezquita sin preocuparnos por las puertas que cerramos ruidosamente, ni los motores de nuestros vehículos … “.
La Gran Mezquita de Lyon lanzó un llamamiento para que se respeten “las reglas más básicas del vecindario” y en favor de una mayor comprensión hacia los vecinos que se quejan de los ruidos causados porque, a veces, “en lugar de disculparse e intentar hacer menos ruido, algunos musulmanes prefieren el atajo de culpar a otros”: “Eres un racista” etc. “Supongamos que esta persona es racista. ¿No tiene derecho a estar tranquilo en su casa a pesar de su racismo?” Trabajemos juntos, padres, líderes asociativos, imames … para que no tengamos que escuchar más: “Ojalá llegue pronto el final de Ramadán”.
Cada vez más líderes de mezquitas, conscientes de los inconvenientes creados durante el mes de ayuno, sensibilizan a sus seguidores para que respeten los derechos del vecindario durante los sermones del viernes o durante las oraciones nocturnas.
Nuestros consejos para una buena convivencia:
– Poner fin a cualquier ruido molesto consecutivo en el momento de romper el ayuno (iftar) después de las 22 horas. Las comidas son a menudo, sin duda, momentos de convivencia familiar, pero no deben ser fuente de ruidos como risas o la televisión encendida a un volumen inadecuado a esas horas. Lo mismo ocurre con las comidas tomadas antes del amanecer, antes de comenzar el ayuno: tenga cuidado de no hacer ruido para no despertar a sus vecinos.
– Tenga cuidado de no armar ruido con las puertas de su casa o de la concurrida mezquita. Ellas no deben ser cerradas bruscamente, de manera intempestiva y molesta.
– Evite reunirse y hablar en voz alta cerca de mezquitas y edificios por la noche o al amanecer. Otros momentos del día son más propicios para las discusiones.
– No aparque cerca de las mezquitas. Es mejor perder una oración y caminar que inducir a las personas a quejarse o crear conflictos.
– Preferiblemente, deje a sus hijos en casa después de 22 horas. Si no hay posibilidad de que queden en la casa, evite que jueguen fuera de los centros de adoración.
– ¡Y ¿por qué no? ¡Invite a los vecinos a compartir sus iftars! El Ramadán también puede ser una de esas oportunidades que hay que aprovechar para crear o consolidar lazos con sus vecinos.