
El presidente estadounidense, Donald Trump, conmemorará hoy con una cena el mes sagrado musulmán del Ramadán, mientras varios grupos realizarán una actividad alternativa en oposición a lo que consideran políticas racistas e islamófobas del mandatario.
La secretaria de prensa de la Casa Blanca, Sarah Sanders, confirmó ayer que la cena iftar -nombre con el que se conoce a la comida nocturna con la que se rompe el ayuno seguido desde el amanecer hasta el ocaso durante este periodo- está programada para esta noche en la mansión ejecutiva.
De acuerdo con la vocera, ‘de 30 a 40’ personas fueron invitadas al evento, aunque los funcionarios de la administración aún no habían publicado una lista de participantes o divulgado muchos detalles sobre la velada.
El Gobierno del republicano enfrentó muchas críticas el año pasado por no realizar entonces una cena iftar, con lo cual se saltó una tradición seguida por los más recientes antecesores de Trump en el cargo: William Clinton (1993-2001), George W. Bush (2001-2009) y Barack Obama (2009-2017).
Ahora, según indicaron medios locales, muchos musulmanes estadounidenses están escépticos acerca de la decisión de Trump de llevar a cabo el evento, al tomar en cuenta la retórica del presidente y las acciones hacia los musulmanes y otras minorías religiosas y raciales.
En el sentido, el Consejo de Relaciones Islámico-Estadounidenses (CAIR) anunció que auspiciará una cena iftar alternativa frente a la Casa Blanca junto a otros grupos de derechos musulmanes y civiles.
La iniciativa tendrá lugar en la Plaza Lafayette de esta capital al mismo tiempo que Trump encabezará su evento dentro de la mansión ejecutiva, y los organizadores invitaron a participar a personas de todas las creencias y procedencias.
De acuerdo con el CAIR, ha sido testigo de un aumento sin precedentes en la intolerancia contra los musulmanes estadounidenses y miembros de otros grupos minoritarios desde la elección de Trump como presidente en 2016.
La organización de derechos civiles con sede en esta capital también ha manifestado reiteradamente su preocupación por las políticas y nombramientos islamófobos y racistas de la administración.
Varios medios recordaron en estos días que el gobernante republicano tiene una larga historia de hacer declaraciones incendiarias sobre los musulmanes.
Durante su campaña, le dijo a un entrevistador: ‘Creo que el Islam nos odia’, insistió repetidamente a lo largo de los años en que el expresidente Obama podría ser musulmán, y en 2015 dijo que consideraría seriamente cerrar mezquitas.
A finales de ese año, llamó a una prohibición total y completa de la entrada de musulmanes a Estados Unidos y, ya en el poder, emitió una serie de prohibiciones de viaje dirigidas principalmente a las naciones de mayoría musulmana.