Sultana Afdhal habla sobre los cuidados paliativos en el Islam

Sultana Afdhal, máster en Literatura Inglesa por la Universidad de Oxford, ha dedicado la mayor parte de su carrera a cuestiones de salud y bienestar

Sultana Afdhal, máster en Literatura Inglesa por la Universidad de Oxford, ha dedicado la mayor parte de su carrera a cuestiones de salud y bienestar. Así, antes de dirigir WISH ya trabajaba en esta fundación como gerente de alianzas externas, y antes de eso trabajó en el Instituto Internacional de Familia de Doha (DIFI). En Qatar, Sultana Afdhal ha dedicado esfuerzos a implementar programas de aprendizaje para niños con autismo y necesidades especiales. Fuera de su país, se ha dedicado a relaciones internacionales en el ámbito sanitario.

¿Qué visión tiene el mundo musulmán de los cuidados paliativos a pacientes ancianos en fase terminal?

Es importante que los occidentales entiendan que, para nosotros, enmarcar los cuidados paliativos, la salud mental y la demencia, es difícil porque nosotros los musulmanes abrumadoramente reverenciamos y respetamos a nuestros padres. En nuestras sociedades a los hijos les cuesta admitir que sus padres están muriendo, y aún más aceptar que padecen una dolencia neurodegenerativa como la demencia; por eso es muy importante la desestigmatización de las dolencias mentales. Este es probablemente el foco principal hoy día. Respetas tanto a tus padres que no quieres ponerles una etiqueta que no sea correcta. Pero tienes que ponérsela, porque ellos merecen ese cuidado, y si no lo haces les estás robando su derecho a recibir el tratamiento médico que merecen y que necesitan.

¿Qué mensaje manda a la sociedad laica la cooperación interreligiosa en materia de atención sanitaria, como en este simposio en Roma?

Para la gente secular que trabaja en el sistema de cuidado de la salud, es decir, facultativos sanitarios, el mensaje es que no importa si eres creyente o no lo eres; ese es tu derecho. Pero los pacientes a los que tratas necesitan ser atendidos con dignidad y con el reconocimiento de que su religión desempeña un papel en las decisiones de salud que toman. A veces, la gente que no tiene una religión, o que no conoce lo bastante sobre la religión de otras personas, asume que todas las decisiones son tomadas sólo desde una perspectiva sanitaria. Y no siempre es ese el caso. Así que es necesario comprender la importancia que para otra gente tiene su religión.

¿Y para quienes no se dedican al trabajo sanitario?

Para la gente secular que no trabaja en el mundo sanitario, y que quizá se pregunta por qué representantes de varias religiones debatimos sobre cuidados paliativos, les diría que el diálogo es siempre una buena idea. Así podemos comprender dónde hay lagunas en el entendimiento, y también qué puntos tenemos en común. Nosotros las personas de fe somos tan parte de la sociedad como la gente no creyente es parte de la sociedad. Así que nuestra perspectiva, cómo vemos los cuidados paliativos a través de la lente de la religión, debería importar para que otra gente nos entienda tanto como nosotros debemos comprenderles a ellos.

En ese diálogo, ¿hay algo que haya oído de los ponentes cristianos que le haya hecho pensar: ‘Esto es una gran idea’? Al mismo tiempo, ¿en algún momento sus interlocutores cristianos le han dicho: ‘Esto que hacéis los musulmanes es una gran idea’? Es decir, ¿qué enseñanzas mutuas han sacado?

Enseñanzas mutuas, sí. Del cristianismo me parece excelente que hay sacerdotes dentro de los hospitales. Es cierto que otras religiones también tienen ese sistema, pero en los países occidentales está muy generalizado. Es una gran idea que haya una persona religiosa a mano que pueda escucharte y guiarte. A veces, distintos doctores tienen diferentes perspectivas, o también distinta formación, y a veces no logran ponerse de acuerdo en lo que deberían decir al paciente. Pero una persona de fe, que al mismo tiempo comprende y entiende cómo funciona el sistema sanitario, puede asesorarte allí mismo, y tiene el conocimiento para saber cuándo debe hacerlo. Se puede estar hablando de cuidados paliativos, y los médicos diagnostican a un paciente que ya no hay esperanza. Entonces el sacerdote llega y dice: ‘De acuerdo, ya no hay esperanza. Pero no porque lo digan los doctores, sino porque en esta etapa de la vida, este es el mensaje que hay que transmitir’. Creo que es una buena idea.

¿Y qué han aprendido los cristianos de los musulmanes en el simposio?

Oí a cristianos que han participado en el simposio decir que les resultaba interesante ver la metodología que seguimos para comprender las fatuas, para tener las directivas en religión. Estas son corrientes académicas en el islam por las que se llega a una conclusión, basada en lo que está sucediendo, basada en la religión, y basada en el consejo médico. Algunas personas que escucharon la presentación del doctor Mohammed Ghaly sobre la perspectiva islámica, que presentó nuestro informe sobre ética islámica y cuidados paliativos, pensaron que era muy clara, muy concisa, y que era una buena manera de enmarcarlo. Porque a veces, y eso es probable que les ocurra también a los cristianos, la gente siente que la religión es muy vaga: todo doctrina, todo pensamiento. Y quieren ver el proceso de razonamiento que hay detrás, y un razonamiento que sea relevante hoy, no relevante hace mil años. Porque tiene que ser relevante para su modo de vida actual, y creo que esto es importante para todas las religiones: discernir qué es lo relevante para la gente en este día y en esta época.

En el simposio se ha dicho que en algún momento de nuestras vidas todos estaremos siendo cuidados, o estaremos cuidando a alguien. Pero casi siempre son mujeres las que cuidan.

Cada vez más debemos comprender que mujeres que asumen los cuidados tienen derecho a tener un empleo, a tener una vida, a casarse. En mi país conozco mujeres que han pasado toda su vida cuidando a sus padres, y que optaron por no casarse porque habría sido demasiada carga para ellas. Ellas sintieron que era su deber cuidar de sus padres. Creo que lo primero es establecer estructuras que les den el apoyo que necesitan.

¿Qué tipo de estructuras?

Estructuras donde haya otras personas que pueden ocuparse de los cuidados de vez en cuando en lugar de ellas, o establecer grupos donde ellas puedan hablar con otras personas cuidadoras, por el soporte emocional que necesitan. Ocuparse de los cuidados supone muchas veces no salir apenas de casa, estar siempre con tus padres, y la vida se vuelve extremadamente solitaria. Hemos visto casos de enfermedades mentales en este tipo de personas cuidadoras, porque tienen sensación de pérdida, no sólo porque sus padres están cambiando, sino también por soledad, porque no hay nadie que les haga compañía. Quienes cuidan necesitan cuidados también.

¿Y cómo lograr que los hombres asuman la atención a las personas mayores en sus familias?

Tenemos que romper el estereotipo de que proporcionar cuidados es cosa de mujeres. Se necesita que los hombres asuman cuidados, animarles a hacerlo; y que las mujeres no siempre los asuman de modo automático, cosa que ellas mismas hacen a veces. El mundo ha cambiado en muchas cosas. En muchos países, los hombres tienen permiso de paternidad cuando nace el bebé, y hay hombres que se ocupan del hogar. Y sin embargo, cuando pensamos en los roles en el tema de los cuidados a familiares de edad avanzada y con problemas de salud mental, las cosas no han cambiado mucho.

FuenteLa Vanguardia
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