Romaesa Benslaiman, profesora de religión islámica en euskera: Los valores islámicos tienen cabida en los centros

Romaesa Benslaiman es maestra de religión islámica en euskera. Tiene 26 años y dio clase de religión islámica en centros educativos de dos provincias vascas

Romaesa Benslaiman (Eibar, Gipuzkoa, 1993) es maestra de religión islámica en euskera. Tiene veintiséis años y dio clase de religión islámica en centros educativos de dos provincias vascas, lejos de su pueblo. “Siempre moviéndome”: coche o transporte público para llevar su fe al alumnado musulmán. El pasado curso, había sólo cuatro profesores contratados, además de una sustituta, para una comunidad de 9.316 estudiantes.

Ella sacó la plaza hace dos años y, desde entonces, atiende seis colegios en cinco municipios de la comarca de Durangaldea. Enseña a una media de cuarenta o cincuenta niños, dependiendo del centro. Los maestros que destina el Departamento de Educación son insuficientes, sostiene. “Para cubrir las necesidades, debería haber un mínimo de diez plazas fijas y cinco sustitutos”. Esa carencia la llevó a querer impartir clases de islam.

Romaesa, quien prefiere que su cara no salga en la foto, tampoco pudo recibirlas en su día. Aprendió árabe en una actividad extraescolar —gracias a un profesor proporcionado por el Consulado de Marruecos— y la religión islámica, fuera de las aulas: en casa, en una mezquita y en la Asociación de Mujeres Musulmanas de Eibar, que ahora preside. “Mis padres vinieron de Tánger, pero llevan más de cuarenta años aquí. Y sí, yo soy vasca, aunque lleve velo y practique el islam”.

¿La educación de un niño musulmán pasa por el hogar, la mezquita y también el colegio?

Está claro. Los niños aprenden en casa, donde les inculcan los valores, pero también en el colegio y en la calle.

¿Por qué en la educación pública debe impartirse la asignatura de religión, sea cual sea? ¿No cree que pertenece a la esfera privada y que puede enseñarse fuera de las aulas?

Hay una hora semanal de Religión o de Valores, que en el fondo son los mismos, tanto en una confesión como en otra. El padre decide los valores generales que deben aprender sus hijos, sean de una religión u otra. En el fondo, a los niños se les inculcan valores e historia.

¿Debería impartirse Historia de las religiones, en vez de una religión confesional concreta?

En mis clases, yo hablo de todas las religiones, tanto de la islámica, como de la cristiana o judía, aunque luego profundizo en la que han decidido sus padres, en mi caso la islámica. Si hablas de profetas, debes citarlos a todos, porque la base de todas las religiones es la misma.

¿Debería ser una materia extraescolar?

Entendería que fuese una extraescolar, pero si en los centros hay una hora semanal de valores, los progenitores tienen el derecho a decidir a qué dedicarán ese tiempo.

En las clases de religión se trabajan los valores y el islam, una enseñanza que quizás no reciban en casa, porque en la escuela está más reglada. ¿Debe estar la religión, en general, fuera del colegio? La respuesta es sencilla: hay una hora lectiva de valores y, en ese tiempo, también cabe la islámica.

¿Cree que la presencia de una maestra de religión islámica contribuye a desterrar ciertos prejuicios entre los alumnos y, por extensión, en el profesorado?

Sí, porque la gente se despista. Algunos profesores han pensado si era la madre de un alumno. Al principio les chocaba ver una maestra de religión islámica, pero ahora ya no tanto. Es necesario que abran la mente, porque yo estudié Magisterio. Podría ser una maestra como otra cualquiera e impartir otras asignaturas. Yo soy profesora, otra cosa es que dé clase de música o de religión.

Además de su labor docente, preside la Asociación de Mujeres Musulmanas de Eibar, donde ejerce de monitora de expresión corporal. ¿El objetivo es que se empoderen?

Efectivamente, el objetivo es el empoderamiento de las mujeres, sobre todo las que acaban de llegar, no conocen a nadie y tampoco hablan español. La asociación es un punto de encuentro para conocer a gente y, en cuanto a la expresión corporal, el deporte resulta muy importante. Porque es un momento exclusivo para la mujer: te sientes a ti misma y te aumenta la autoestima.

Pueden asistir a clases de zumba o de aerobic, pero lo importante es estar todas juntas, sin hijos ni otras preocupaciones. Más que nada, trabajamos en ese sentido.

¿Cuál ha sido la respuesta de sus compañeros, de las ampas y de los niños que no acuden a sus clases? ¿Cómo se siente recibida?

En general, bien, aunque soy consciente de que hay gente en contra de la religión islámica. Es su problema, porque todo pasa por el respeto, pues nos movemos en el ámbito de la educación pública.

¿Ha sentido rechazo fuera de las clases? Por llevar velo, por ejemplo.

Poco, porque soy una persona que va pisando fuerte. Practico deporte y hago una vida normal. Cuando salgo a correr, nadie me dice nada por llevar velo, del mismo modo que calzo unas zapatillas. Tampoco se me pasa por la cabeza que me critiquen por llevarlo, porque de lo contrario no harías nada por miedo o por vergüenza a que te miren.

Todos somos diferentes y, por diversos motivos, unas personas llaman la atención más que otras. Si me sueltan algo desagradable, aunque sea respecto a terceras personas, les respondo y se callan. Yo no bajo la cabeza.

La ultraderecha argumenta que la religión islámica podría adoctrinar a los niños, aunque en ese supuesto deberíamos añadir la católica, judía o evangélica.

Eso es mentira. Si quieres adoctrinar a alguien, te lo llevas a la selva o a un lugar apartado, no lo haces en un espacio público. Sin duda, es un discurso islamófobo.

Usted y la comunidad musulmana sostienen que muchas veces no se les informa a los padres ni a los alumnos de que pueden estudiar religión islámica.

Es cierto y se sigue haciendo. Legalmente, existe esa opción, por lo que desconozco los motivos. No sé si es una cuestión personal -porque el responsable sea ateo o practique otra religión- o por la presión de los padres y las madres.

El problema es que cuando cubren la ficha, confunden a las familias musulmanas, porque sólo tienen la opción de elegir entre Valores y Religión. Si no concretas en los formularios por escrito qué enseñanzas religiosas se ofrecen en los centros, los progenitores no se enteran de que sus hijos pueden aprender el islam, porque no se indica esa opción, aunque haya oferta.

Por cierto, ¿tiene algún alumno agnóstico, ateo, católico o que profese otra religión?

Hay musulmanes cuyos padres eran católicos.

Si no diese religión islámica, ¿qué asignatura le gustaría impartir?

Me gustaría ser maestra de inglés, de música o tutora. Pero estoy muy contenta impartiendo religión islámica.

FuentePúblico
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