Entre los grandes trastornos que ha causado el coronavirus, la experiencia única del Hayy es un privilegio que, en 2020, recayó en solo 1.000 peregrinos, en una Tierra Santa puesta bajo alta protección.
Si este formidable enemigo invisible ha puesto en alerta a nuestro vasto mundo y a la investigación internacional en crisis, también ha contribuido, entre sus raros efectos positivos, a desatar la imaginación de talentosos desarrolladores musulmanes. Incluso podemos decir que su ingenio ha sido revivido.
Ellos invitaron así a los fieles a una inmersión excepcional en una nueva dimensión: la de un Hayy en 3D, que no sólo no ha perdido nada de su fuerza simbólica, sino que incluso ha ganado en pedagogía.
Esta Gran Peregrinación Virtual otorga un lugar privilegiado a la historia del Islam, sus lugares sagrados y el descubrimiento de sus rituales ancestrales.
En un momento en que Internet ha abolido las fronteras, mucho antes de que el Covid-19 las cruzara perniciosamente, ¿podrían ahora miles de musulmanes vivir el Hayy en 3D como una estimulante experiencia alternativa? Esto es lo que sus diseñadores esperan ansiosamente.