Mientras la 95ª edición de los Premios de la Academia se asoma en el horizonte, una pregunta quema los labios: ¿qué guionista de Hollywood, con una imaginación suficientemente desenfrenada, podría haber construido una trama tan increíble y extraordinaria como la de la historia real de Richard McKinney? Una singular y deslumbrante historia de redención, cuyos resortes dramáticos y “happy end”, rico en lecciones, van mucho más allá de la ficción.
Muy listo, sí, el que se hubiera atrevido a dar vida, bajo su audaz pluma, al increíble personaje, carcomido durante mucho tiempo por el alcohol, el odio a los musulmanes y otros demonios interiores imposibles de exorcizar, que es Richard McKinney.
Endiabladamente inventivo el que hubiera contado, bajo su fértil pluma, la espectacular metamorfosis de este veterano de la Marina de EEUU: del odio inextinguible al islam al amor incondicional a Al-lah.
Ocho semanas después de haber renunciado a hacer volar una mezquita, gracias en particular a una discusión con su hija, que le provocó un saludable electrochoque, Richard McKinney hizo un acto público de contrición con la comunidad musulmana local y abrazó el islam. Fue en 2019.
Hay que decir que, mientras tanto, quiso reunirse con los representantes de la mezquita de Muncie, sin una bomba encima, pero con multitud de preguntas agitándose en la cabeza. Calurosamente recibido por el imam y los fieles, el veterano de la Marina de EEUU regresó a casa, abrumado por el remordimiento, sosteniendo en sus manos una copia del Noble Corán traducido al inglés. No sabía, entonces, hasta qué punto la lectura del Libro Sagrado alteraría el curso de su existencia.
Mejor que una obra de ficción. Se trata de un apasionante documental, titulado “Stranger at the Gate” (Extraño en la Puerta), que recorre, durante 30 minutos, la excepcional trayectoria y la milagrosa conversión al islam del “ex marine que quería volar una mezquita” . Acaba de ser nominada al Oscar para regocijo de su director y productor Josh Seftel, pero también de su protagonista, Richard McKinney, y de la presidenta del Centro Islámico de Muncie, Bibi Bahrami.
“Cuando Josh Seftel se puso en contacto conmigo en mi calidad de presidenta del Centro Islámico de Muncie para presentar la idea de este cortometraje, inmediatamente aproveché la gran oportunidad que se me ofrecía para mostrar cómo nuestra comunidad musulmana había recibido a Richard con los brazos abiertos”, dijo Bibi Bahrami y agregó: “Mi esposo y yo estamos absolutamente bendecidos de poder ayudar a mejorar la comprensión del islam y reducir el odio entre comunidades en EEUU”. ¡Un final feliz que hará que los mayores estudios de Hollywood se pongan verdes de envidia!