
¿Fue Abbás Ibn Firnás,
el científico del Califato omeya con capital en Córdoba y que
inspiró hace una década el diseño del puente de Casillas, el
primer aviador de la Historia de la Humanidad? Sí. Las publicaciones
especializadas están de acuerdo en que su corto vuelo, de apenas
cinco minutos, en el año 852 desde La Arruzafa al río Guadalquivir
y con un aparato rudimentario que él mismo se fabricó, escribió la
primeras líneas de la aviación, y por más que su arrojada aventura
acabase con un aterrizaje accidentado que casi le cuesta la
vida.
Una gran multitud contempló su
gesta
La más que prestigiosa
Enciclopedia Británica dice lo siguiente sobre este personaje:
«Poeta, inventor y matemático, construyó su propia máquina de
volar. Seis siglos antes de que Leonardo Da Vinci y más de mil años
antes que el pionero de la aviación Otto Lilientahl, los musulmanes
de Córdoba se anotaron el primer intento documentado de volar».
La
Enciclopedia da detalles de la gesta de Ibn Firnás: «Una gran
multitud contempló a este hombre volar varios cientos de metros.
Mientras intentaba tomar tierra, perdió el control del aparato y
chocó con el suelo y se partió las dos piernas. Por fortuna, los
excelentes médicos del Califato estaban cerca para auxiliarlo».
El reconocimiento a Ibn Firnás está avalado por otra
publicación de solvencia internacional, en este caso un periódico.
«The New York Times», que acaba por cierto de recomendar Córdoba
como destino turístico para 2021, se hizo eco de la importancia de
este científico de Ronda afincado en la Córdoba omeya en un
artículo fechado el 12 de agosto de 2007 y a propósito de la
publicación del libro «Islamic Science Rediscovered».
El
rotativo norteamericano decía lo siguiente: «La Historia de la
aviación comienza a menudo con Leonardo Da Vinci y sus máquinas de
volar, que luego inspiraron a los hermanos Wright en 1903. Pero
siglos antes que Da Vinci, Abbás Ibn Firnas, un inventor musulmán
de España, se colocó unas alas se madera y seda que él cosnstruyó
y saltó al aire, donde estuvo bastante tiempo, por lo que se
convirtió en el primer ser humano que voló».
El ámbito
académico también se ha puesto de acuerdo sobre el papel Ibn
Firnás. Un ejemplo es el trabajo que firmaron en 2013 seis
investigadores de la Universidad Kebangsaan de Malaysia, y que
concluye que, «sin duda alguna, se trata del padre de la aviación
por su indudable contribución al desarrollo posterior de esta
tecnología».
El documento de estos especialistas enfatiza el
poder creador de conocimiento del Califato, y cita el discurso que
Barak Obama dio en El Cairo en 2009 como presidente de los Estados
Unidos en el que elogiaba la Córdoba en la que Ibn Firnás
desarrolló su proyecto aeronáutico.
Visitas
a Bagdad
¿Pero quién era Abu
al-Qasim Abbas Ibn Firnas Ibn Wardus, porque tal era su nombre
completo? Según la Enciclopledia del Islam nació en Ronda, «una
ciudad en la que la naturaleza es la principal atracción, lo que
hizo crecer su interés por el vuelo de los seres humanos». Ágil en
los estudios, se trasladó a Córdoba en su juventud y desde la
ciudad realizó al menos dos viajes a Bagdad para visitar a sabios y
academias. Astrónomo, ingeniero, matemático y músico, también
cultivó la poesía.
Por su parte, el profesor John H.
Lienhard, fundador de la publicación «The Engines of Our Ingenuity»
e investigador emérito de Ingeniería Mecánica e Historia de la
Universidad de Houston, ha escrito lo siguiente sobre el precursor de
la aviación. «Ibn Firnas se dedicó a una inmensa variedad de
iniciativas. Fabricó tablas astronómicas, escribió poesía,
construyó un planetario, diseñó una clepsidra, o reloj de agua, y
además desarrolló un proceso para cortar roca cristalina. Hasta
entonces solo los egipcios conocían el arte de hacer cristal, pero
desde entonces España no necesitó más exportar el cuarzo a Egipto
ya que gracias a Ibn Firnas, lo podrían hacer en casa».
Murió
a los 67 años, dos después de su gesta aérea.