La desescalada que Arabia Saudí inició a finales de mayo ha sufrido un inesperado revés en Yeddah, la segunda ciudad del país que sirve de puerta de entrada para las peregrinaciones a los lugares santos. El aumento de los casos de Covid-19, pulverizando registros diarios desde que se iniciara la pandemia, ha llevado a las autoridades a desempolvar el confinamiento y el cierre de mezquitas. El país supera los 100.000 contagios.
“Después de revisar la situación epidemiológica y la altas tasas de ocupación de las unidades de cuidados intensivos, se ha decidido adoptar medidas de precaución estrictas en la ciudad de Yeddah durante las dos próximas semanas”, han anunciado desde el ministerio de Sanidad saudí. La rectificación implica el regreso del toque de queda, vigente ahora desde las 15.00 horas hasta las 6 de la mañana, y el cierre de las mezquitas, tras su reciente y fugaz reapertura.
Las autoridades también han suspendido el desplazamiento de funcionarios y empleados del sector privado a sus oficinas y han prohibido las reuniones de más de cinco personas. Los restaurantes y cafeterías no podrán ofrecer servicios en sus locales. Se permiten, en cambio, los servicios de reparto de comida y medicinas.
Las medidas no afectan, sin embargo, a los vuelos domésticos y los desplazamientos en tren. El régimen ha advertido de que los residentes extranjeros que vulneren las medidas de distanciamiento social y protección individual podrían enfrentarse a la deportación. «Le será prohibida la entrada de por vida», ha alertado el ministerio del Interior.
La involución registrada en Yeddah, con 3,4 millones de habitantes, podría ser un espejo para Riad, la capital, y sus más de 5 millones de almas. El ministerio de Interior ha advertido de que los casos graves de coronavirus también están incrementándose en Riad y que podrían tomarse resoluciones similares. Arabia Saudí ha contabilizado 101.194 casos, tras sumar hoy 3.045 nuevos casos, y 712 fallecimientos desde el inicio de la pandemia. Este sábado Riad lideró el balance con 900 nuevos contagios.
De todos los casos, 26.401 siguen activos y 1.484 se hallan en estado crítico, según datos del ministerio de Sanidad. A finales del mes pasado, tras el final del mes sagrado musulmán del Ramadán y la festividad de Eid el Fitr, el país comenzó su desescalada, con la excepción de La Meca, el epicentro nacional del virus.
El resto del país se hallaba en la segunda fase de su plan de desconfinamiento, con una relajación del toque de queda y la reapertura de las mezquitas para los rezos grupales, manteniendo las medidas de distancia social y con la prohibición de asistir para enfermos crónicos, ancianos y menores de 15 años. También se había reanudado el trabajo presencial en la administración y el sector privado.
Hasta la decisión de enmendar el plan en Yeddah, el regreso a la normalidad estaba programado para el próximo 21 de junio. Las peregrinaciones a los lugares sagrados del islam -paralizadas a principios de marzo- y los vuelos internacionales permanecían suspendidos hasta nueva orden. En la costera Yeddah, las temperaturas oscilan esta semana entre los 40 grados de máxima y la mínima de 26 grados.
El país, que ha superado este domingo la barrera de los 100.000 casos, no ha anunciado aún si cancelará el Hayy, la peregrinación anual a La Meca que todo musulmán debe realizar al menos una vez en la vida, si tiene los medios para hacerlo, y que en 2020 tiene lugar a finales de julio. Unos 2,5 millones de peregrinos inundan en esas fechas los lugares santos de La Meca y Medina. La cancelación de la cita no tiene precedentes recientes. Desde el inicio del islam, se ha suspendido en apenas unas 40 ocasiones.
La única recomendación dictada, hasta ahora, por las autoridades es que los fieles aplacen temporalmente la contratación de los viajes. «Bajo las actuales circunstancias, el reino está preocupado en proteger la salud de los musulmanes por lo que pedimos a nuestros hermanos en todos los países que esperen antes de hacer las contrataciones del Hayy hasta que la situación se aclare», suplicó en marzo el ministro de peregrinaciones, Mohamed Saleh Benten.
El avance de la pandemia, no obstante, no se ha detenido y algunos países han comenzado a tomar medidas unilaterales. Indonesia, el país con mayor población musulmana del mundo, canceló a principios de esta semana el Hayy para sus ciudadanos. Una decisión dolorosa para muchos porque, conforme al sistema de cuotas que impera en la peregrinación anual, el período de espera para lograr una plaza supera las dos décadas. Este año 221.000 indonesios habían sido los afortunados. Arabia Saudí, en plena implementación de sus medidas de austeridad, podría tomar una decisión definitiva esta próxima semana.