Jugadores, árbitros y aficionados iraquíes enarbolan el Corán

En un gesto muy simbólico que da testimonio de la indignación sentida en todo el mundo árabe y musulmán, tanto en los pasillos del poder como en los campos de fútbol, árbitros, jugadores y simpatizantes iraquíes expresaron sus sentimientos el pasado sábado de la más bella y noble manera posible.

Blandieron, como un solo hombre, copias del Corán durante un partido de la Liga 1, en protesta por la nueva provocación sacrílega cometida en Suecia: la quema del Sagrado Corán frente a la Gran Mezquita de Estocolmo, y aún más infame, en el mismo día del Eid Al-Adha.

El autor de este acto, que tuvo el consentimiento de las autoridades suecas, no fue otro que un iraquí refugiado en Suecia, Salwan Momika. La justicia iraquí ha pedido hoy su extradición.

Bajo la avalancha de condenas, Suecia, que bajo el pretexto de la “libertad de expresión” había consentido este abyecto acto de provocación, cuyo carácter eminentemente ofensivo e inflamable no podía ignorar con decencia, acabó condenándolo sin reservas.

La Unión Europea, a través de la portavoz de Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Nabila Massrali, también alzó la voz condenando enérgicamente un acto “ofensivo, irrespetuoso y manifiestamente provocador”.

“Las manifestaciones de racismo, xenofobia e intolerancia asociadas con él no tienen cabida en Europa”, dijo, y agregó:

“La UE se une al Ministerio de Relaciones Exteriores de Suecia en su firme rechazo a la quema de un Corán por parte de un individuo en Suecia. Este acto no refleja en modo alguno los puntos de vista de la Unión Europea. Es aún más deplorable que tal acto se haya cometido durante la importante celebración musulmana del Eid al-Adha”.

En Iraq, el pasado sábado, antes de que se diera el pistoletazo de salida del partido entre el club de Al-Shorta y el de Al-Qasim, la emoción estaba en su apogeo sobre el verde césped y en las gradas.

Árbitros y jugadores, imitados por sus fervientes seguidores, aparecieron cada uno sosteniendo una copia del Sagrado Corán, antes de izarlo en alto, algunos incluso besándolo. Al mismo tiempo, desde las gradas efervescentes, un grupo de aficionados desplegó una pancarta que decía íntegramente: “El Corán es nuestra ley eterna, y su cumplimiento es obligatorio para todo musulmán”.

FuenteOumma.com
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