Islam significa sumisión y devoción a un solo Dios. Así lo entienden los musulmanes y agradecen cada vez que se visitan sus mezquitas y pueden contar su historia, sus creencias y responder preguntas.
Aquí no se trata de valorar una religión sobre otra o de enaltecer las creencias de algunos en desmedro de otros. Pasear por una mezquita, el lugar sagrado para los musulmanes, es intentar entender la manera de ver el mundo que tienen, a través de su religión.
Para no entrar en detalles y generar problemas al dueño de esta historia, vamos a utilizar un nombre ficticio. Manuel nació en España, más precisamente en Barcelona. Catalán y del Barsa de Leo Messi. Hace 9 años decidió buscar otros rumbos, desembarcó en Qatar y se convirtió al islam.
Se cambió el nombre y trabaja en una de las mezquitas más importantes que tiene Doha. Es uno de los encargados de dar visitas guiadas, sobre todo a los turistas de habla hispana. Entre los cinco rezos al día que están obligados a hacer los musulmanes, Manuel busca dar a conocer el islam, no para que otros sean musulmanes, sino para “contar nuestra historia”.
Por eso se toma un tiempo para contestar las preguntas de los visitantes, que son muchas. Sobre los profetas, el salvador, las equivalencias entre religiones, los derechos de la mujer y los niños y los sacrificios de fe.
“Nosotros sólo alabamos a Dios, Al-lah para nosotros. Ustedes (los cristianos) también ponen al mismo nivel a Jesús y a los santos. Para nosotros, porque así lo dice el Corán, el único que merece nuestros sacrificios y nuestro rezo es Dios, el único Dios. Eso profesa el islam”, explicó Manuel.
Para los musulmanes Muhammad, fundador del islam, es el último profeta que pisó la tierra y es la continuación de otros como Jesús, Noé y Abraham. En el Corán se recopilan todas las enseñanzas de Dios para el hombre, el camino que debería recorrer la humanidad. No es que uno es más importante que otro, sino que cada uno fue sentando las bases de lo que es, en la visión de los musulmanes, lo que se debe hacer y que se culminó con la llegada de Muhammad.
Antes, durante y seguramente después de la Copa del Mundo se habló y se hablará de derechos humanos. De las estadísticas que no entrega Qatar y de las reprimendas que toman contra quienes infringen la ley, pero eso para Manuel no es religioso, sino algo exclusivamente de los estados modernos.
“El Corán dice claramente que nadie debe matar. Que quien mata premeditadamente merece la muerte. Lo que pasa es que después cada país, cada Estado, tiene sus propias leyes y las acomoda a las circunstancias. Matar nada tiene que ver con lo que profesamos los musulmanes”, analizó.
“Nosotros creemos que Dios premia y castiga. Que cuando nos equivocamos, como humanidad, nos castiga, pero también nos premia. No todo es castigo. Pensamos que hay que buscar el equilibrio a través de las buenas acciones, del rezo, de los sacrificios para Dios”, explicó.
Manuel mira el reloj de la mezquita. Se acerca el último rezo del día, el de la noche y por eso tiene que volver a sus labores. Agradece por las ganas de conocer sobre sus creencias, siempre en el marco del respeto y aclara, como catalán de cuna, que quiere ver en lo más alto a Lionel Messi. Porque más allá de sus creencias religiosas, Manuel disfrutó y disfruta de ser contemporáneo del capitán argentino.