En el mundo musulmán, donde toda representación del Profeta Muhammad (PB) es tabú, las declaraciones del presidente Macron despertaron aireadas reacciones. Desde el sábado por la noche, productos franceses comenzaron a ser retirados de las estanterías de los supermercados de Doha, la capital de Qatar.
En Jordania varios vídeos en redes sociales mostraban productos franceses retirados de estantes de supermercados o sustituidos por bienes de otros países. Los vídeos estaban acompañados por etiquetas de tipo #FranceBoycott o #OurProphetisaredline» (Nuestro profeta es una línea roja).
En Gaza unas decenas de manifestantes anti-Macron se reunieron por segundo día consecutivo. El fin de semana hubo manifestaciones en Túnez y en algunas regiones de Siria que solo reunieron a unas decenas de personas.
En Senegal, el movimiento panafricanista «Frapp-France Dégage» hizo un «llamado al boicot de los productos franceses para denunciar la amalgama indecente, insultante, entre el islam y el terrorismo fomentada y tramada por el estado imperialista francés».
«No vamos a ceder al chantaje», reaccionó Geoffroy Roux de Bézieux, presidente de la principal organización patronal de Francia, Medef, quien pidió a las empresas francesas que antepongan sus «principios» a los negocios. Las empresas de alimentos, bienes de lujo y cosméticos podrían verse particularmente afectadas por este boicot en los países del Magreb (norte de África) y del Medio Oriente.
Decenas de sitios web franceses fueron en los últimos días víctimas de piratas informáticos, que publicaron mensajes de propaganda islamista.
Mensajes como «Victoria para Muhammad», «Victoria para el Islam» y «Muerte a Francia» y un montaje que muestra a Macron convertido en un cerdo fueron publicados en páginas web de asociaciones de jubilados, empresas o ayuntamientos de pequeñas localidades.
La ministra francesa de Cultura, Roselyne Bachelot, llamó el lunes al «apaciguamiento». Francia no está luchando «contra los musulmanes franceses», sino contra «el islamismo y el terrorismo», aseguró.
La víspera, el Ministerio de Relaciones Exteriores francés afirmó que «los llamamientos al boicot son inútiles y deben cesar inmediatamente, al igual que todos los ataques contra nuestro país, que son utilizados como herramienta por una minoría radical».
Macron tuiteó poco después: «Apreciamos la libertad, garantizamos la igualdad, vivimos la fraternidad con intensidad. Nada nos hará retroceder, nunca».
Además de Erdogan, otros líderes del mundo musulmán han criticado a Macron.
En Pakistán, el primer ministro Imran Khan lo acusó de «atacar al islam». Marruecos condenó «enérgicamente la publicación de caricaturas ultrajantes para el islam y el profeta».
El gobierno libio también «condenó firmemente» las palabras de Macron y exigió una disculpa, mientras que en Argelia el Alto Consejo Islámico denunció una «campaña» contra los musulmanes. También hubo manifestaciones de protesta frente a la embajada de Francia en Bagdad.
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