
Desde Gotemburgo, una de las principales ciudades de Suecia, Faraj Semmo, presidente de la Gran Mezquita local, lanzó un solemne llamamiento a las autoridades de su país para que nunca más el Sagrado Corán y los demás Libros Sagrados sean entregados a las llamas de odio.
Esta llama incandescente de otra época fue encendida en Estocolmo el 21 de enero, bajo las ventanas de la Embajada de Turquía, por el pirómano danés-sueco Rasmus PaÄudan, uno de los líderes de la extrema derecha nórdica. Este siniestro personaje, reincidente múltiple de las quemas del Corán, es tristemente famoso en los países escandinavos y ahora mucho más allá.
Cerca de la orilla del río Göta Älv, se halla la mezquita de Gotemburgo, de fuerte influencia, a la que acuden cada semana unos 3.000 fieles, Faraj Semmo dejó muestra de su indignación. “La quema del Sagrado Corán se percibe como un acto de odio y mucha gente se siente amenazada”, dijo a la emisora pública sueca SVT.
“Seguimos repitiendo en nuestros sermones que somos parte de Suecia, que somos musulmanes suecos viviendo en Suecia y que usamos los medios legales que existen, que usamos nuestro derecho al voto. Escribamos artículos de opinión y escribamos a los políticos”, indicó.
Nunca más los musulmanes en Suecia quieren ver el Corán arrojado a la hoguera del nacionalismo vengativo. Ni tampoco las otras Sagradas Escrituras. Por lo tanto, instan hoy, con una sola voz, al gobierno sueco a legislar urgentemente para prohibir estos intolerables actos.
“No queremos que sea legal en Suecia quemar las sagradas escrituras como el Corán, la Biblia y la Tora judía, ni burlarnos de las diferentes religiones sin restricciones”, señala al unísono el Imam Hussein Farah Warsame, de la Mezquita de Rinkeby, en Estocolmo.