Osama Abu El Hosna, el héroe de Viena

«Soy musulmán», le gritó Osama Abu El Hosna al terrorista de Viena mientras se refugiaba de sus disparos, al tiempo que trataba de socorrer a un policía herido. Pero el terrorista siguió disparando. «Quería matarme», relata el joven, quien sentencia que «los terroristas no tienen religión».

Osama, un inmigrante palestino de 23 años, se ha hecho famoso en Austria, junto con dos hombres de origen turco, por haber ayudado a un policía herido durante el atentado que dejó cinco muertos, incluido el terrorista, el pasado lunes en Viena.

Su historia ha sido recogida por numerosos medios locales e internacionales, y el Gobierno austríaco ha destacado que fueron musulmanes y de origen extranjero quienes actuaron como héroes esa noche. Osama incluso ha recibido una llamada de agradecimiento del presidente palestino, Mahmud Abbas.

Un héroe

Osama Hosna es un héroe que durante la noche del atentado hizo frente a las balas para salvar la vida de un policía herido. «No tuve tiempo para pensar», asegura Osama a Efe justo en el lugar donde hace una semana sucedió todo.

El joven explica que iba camino del trabajo junto a un compañero cuando vieron al atacante avanzar hacia ellos, disparando. Se escondieron, y pronto aparecieron dos policías. El terrorista consiguió alcanzar a uno de los agentes, y Osama corrió a ayudarle.

«Le dije al otro policía que me cubriera, y que yo iba a ayudar al otro. Arrastré al policía herido y le di los primeros auxilios, y esperé hasta que llegó la ambulancia, y les expliqué dónde estaba herido», relata. Después, en señal de agradecimiento, los agentes de regalaron una insignia policial.

Su hazaña le ha valido el reconocimiento de la Policía, de los medios y de muchos austríacos que le escriben por teléfono o por redes sociales para darle las gracias y decirle que es un héroe. «No soy ningún héroe. Sólo cumplí mi obligación hacia mi gente. Lo hice de persona a persona. No se trata de la religión no del color de la piel. Esto va de personas», defiende.

Un inmigrante

Osama Hosna es un inmigrante palestino que ha tenido que sufrir la discriminación y la xenofobia de su país de acogida. Vino desde Gaza con su familia a comienzos de 2013, después de sobrevivir allí a la guerra y perder a varios familiares. Dice que su experiencia en el conflicto le ayudó a «ser fuerte» durante el atentado y «aguantar».

El año pasado la familia Hosna fue noticia porque el alcalde conservador de Weikendorf trató de impedir que compraran una casa porque, aseguraba, los musulmanes tienen «valores, costumbres y tradiciones» distintas a los de Occidente. «El alcalde rechazó tres veces que compráramos una casa porque somos una familia musulmana, y ellos no querían que se mudaran musulmanes allí», recuerda Osama.

Finalmente, después de un fallo judicial, la familia recibió el permiso y hace ya ocho meses que tienen la casa, aunque todavía no se han mudado, porque la madre «tiene miedo de que haya conflictos por parte de los vecinos», según explica el chico.

Los terroristas no tienen religión

Osama Hosna es un musulmán que quiere que la gente entienda que el terrorismo no nace de la religión, sino de conflictos políticos y económicos. «Unos luchan en nombre del islam, otros del judaísmo, otros del cristianismo. Pero no tiene nada que ver con la religión. Es todo política y dinero», opina el joven.

Los recientes ataques terroristas en Francia, y ahora en Austria, han vuelto a encender el debate de la vinculación entre islam y terrorismo, y muchos temen que alienten sentimientos de islamofobia entre los europeos.

El propio Osama ha tenido que enfrentarse al terrible legado de su nombre, que en la memoria de muchos estará siempre vinculado al líder de Al Qaida, Osama Bin Laden.

«En mi primer trabajo, de electricista, me trataron mal por mi nombre. Pero trato de verlo desde el otro lado. También les entiendo. Estoy agradecido de que me hayan permitido vivir en este país», asegura.

Osama espera que en Francia entiendan que los musulmanes que viven allí sienten lo mismo que él por su país de acogida, donde el chico planea su futuro. «Austria, para mí, es mi segundo país. Porque vivo aquí, planeo mi futuro aquí», explica el joven. «Aquí está mi familia -dice-, esta es mi gente».

FuenteEFE - El Periódico
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