Para los más de ciento sesenta mil musulmanes que viven en Noruega, una nación conocida como el “país del sol de medianoche”, el mes sagrado del Ramadán parece ser un gran desafío a la luz de los interminables días que extienden el ayuno durante al menos 20 horas.
Este año, Ramadán se desarrolla a finales de primavera y principios de verano. Si el ayuno a veces es difícil en otras naciones, lo es más en este país del norte de Europa, así como en otras regiones limítrofes, ubicadas cerca de un Círculo Ártico, iluminado por un sol que casi no se pone en este periodo.
Estas condiciones extremas han desorientado inevitablemente a los fieles de múltiples orígenes, cuya presencia se ha expandido en este territorio generalmente cubierto con un manto blanco, pero el cumplimiento prioritario de su deber religioso los ha llevado a superar una confusión muy natural y a expandir sus propios límites.
Si bien algunas personas señalan las dificultades que suponen las noches muy cortas, la mayoría de los musulmanes cumplen aún así con dicha obligación y viven en un ambiente de espiritualidad gracias a la convivencia pacífica que caracteriza este país escandinavo, donde el Islam es la segunda religión.
Según el Instituto Noruego de Estadística, unos 166.861 musulmanes vivían en Noruega en 2018, lo que representa el 3.14% de la población total del país cifrada en 5.3 millones. Según las mismas cifras, el 55% de ellos reside en los condados de Oslo y Akershus.
En Oslo, capital de la costa sur del país, los fieles comenzaron el Ramadán con días que duraban aproximadamente 18 horas. El tiempo de ayuno diario alcanzará las 20 horas al final del mes sagrado, solo unos días antes del solsticio de verano, programado para el 21 de junio.
La situación es aún más difícil a medida que avanzamos hacia las áreas del norte medio y extremo, donde viven algunas comunidades musulmanas, principalmente de origen de Afganistán, Siria, Iraq y Somalia, además de un puñado de conversos locales.
Este es el caso en Tromsø, una ciudad isleña a 350 kilómetros al norte del Círculo Polar Ártico, donde existen días polares entre mediados de mayo y julio. Al comienzo de Ramadán, ya debemos contar con 21 horas de luz.
Entonces, ¿cómo se puede observar escrupulosamente el ayuno de Ramadán en aquellas regiones donde las condiciones climáticas son extremas? El Comité de Imames del Consejo Islámico de Noruega ha emitido un fatua sobre este tema, que aboga por “seguir los horarios de Meca durante períodos extremos, cuando el ayuno supera las 20 horas”. Otros eruditos recomiendan seguir los horarios del país más próximo -Bosnia o Turquía-.
Afortunadamente, los días rara vez son abrasadores. “No hace apenas calor, así que sentimos menos sed”, dice Fátima, residente de origen marroquí que se asentó durante varios años en Sand, una localidad ubicada a unos treinta kilómetros de Oslo.
Durante este mes, los actos de caridad se difunden y las mezquitas organizan los famosos “banquetes del Misericordioso” para inculcar un sentimiento religioso en la mente de los musulmanes y especialmente los de la segunda generación.