Turquía y Holanda buscan vías para superar la crisis en sus relaciones

Las relaciones entre Turquía y Holanda sufrieron una grave crisis en 2017. En la actualidad, los dos países buscan vías para restaurar sus vínculos.

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En marzo de 2017, Holanda y Turquía se vieron involucradas en un incidente diplomático, desencadenado por los esfuerzos turcos para organizar mítines políticos en el territorio holandés y las subsiguientes restricciones de viaje impuestas por las autoridades holandesas a los funcionarios turcos que buscaban promover la campaña en favor del “sí” en el referéndum constitucional de Turquía entre los ciudadanos turcos que viven en los Países Bajos.

Holanda prohibió el aterrizaje del avión del ministro de Relaciones Exteriores de Turquía, Mevlüt Çavuşoğlu, y expulsó a la ministra de Política Familiar y Social de Turquía, Fatma Betül Sayan Kaya, cuando ambos intentaron hablar en los mítines. En respuesta, Turquía expulsó al embajador holandés del país, y el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, llamó a “fascistas” y “remanentes del nazismo” a los políticos holandeses y acusó a Holanda de “masacrar” a los musulmanes en Srebrenica durante la Guerra de Bosnia en 1995. El primer ministro holandés, Mark Rutte, dijo que las declaraciones de Erdoğan eran “inaceptables” y una “falsa falsificación de la historia” y exigió una disculpa. Rutte también pidió conversaciones para resolver el impasse, y agregó que Turquía había cruzado una línea roja diplomática.

El 5 de febrero de 2018, el Ministerio de Relaciones Exteriores holandés anunció que retiraría formalmente a su embajador de Turquía y que no aceptaría ningún nuevo embajador designado por el gobierno turco. El ministerio agregó que las conversaciones en curso destinadas a resolver la disputa se habían detenido y que ninguna de las partes involucradas había acordado normalizar las relaciones diplomáticas.

Poco después, el jefe del Servicio de Seguridad e Inteligencia de Holanda (AIVD) dijo que el Daesh y Al Qaida estaban utilizando Turquía como una base estratégica para reorganizarse y esto suponía una amenaza para la seguridad de Europa.

En un informe publicado este año, el AIVD dijo que desde el inicio del conflicto sirio, Turquía “ha sido durante mucho tiempo un trampolín para un número sin precedentes de combatientes extranjeros que viajaron a Siria desde todo el mundo».

“El Daesh (y también Al Qaida) utilizan a Turquía como base estratégica”, se lee en el informe. “Desde allí, el Daesh puede recuperarse, reorganizarse y dar forma a la lucha clandestina en la región”.

El AIVD también dijo que el grupo extremista fue capaz de explotar “la paz relativa en Turquía para forjar planes para sus ambiciones internacionales todavía presentes”.

Según la inteligencia holandesa, el gobierno turco no considera a los grupos yihadistas una amenaza para la seguridad. “El hecho de que los intereses turcos no siempre se correspondan con las prioridades europeas en el campo del antiterrorismo es problemático”, continuó el informe, que señala que las autoridades turcas actúan contra Daesh y Al Qaida, pero dan prioridad a la lucha contra el Partido de los Trabajadores del Kurdistán. (PKK).

Como resultado, “ambas organizaciones tienen suficiente espacio para respirar y libertad de movimiento para poder mantenerse a sí mismas”, añadió.

Otro tema que dañó las relaciones fue la opaca política de financiación de las escuelas turcas de fin de semana de Holanda por el Estado turco. La financiación que reciben estas escuelas está fuera de control, dijo el ministro de Asuntos Sociales holandés, Wouter Koolmees, que afirmó que no había una supervisión sobre tales escuelas en un debate parlamentario. Según datos del gobierno holandés, unas 15 escuelas de Holanda han pedido financiación al gobierno turco. El gobierno holandés expresó su inquietud, pero afirmó que no podía tomar ninguna acción.

Por otro lado, un grupo de turcos holandeses instó a Twitter a que cierre permanentemente la cuenta del político islamófobo Geert Wilders por incitar al odio, informó Deutsche Welle.

La Federación Turca de Cultura Islámica (TICF), que representa a 144 mezquitas turcas en Holanda y trabaja estrechamente con el Directorio de Asuntos Religiosos de Turquía, envió una carta el 2 de noviembre a Twitter solicitando “una prohibición permanente de la cuenta de Twitter del Sr. Geert Wilders”, líder del Partido de la Libertad de extrema derecha. La TICF dijo que “sus mensajes de odio se están difundiendo en todo el mundo”.

¿Una recomposición de las relaciones?

En este sentido, el reciente encuentro entre el primer ministro holandés, Mark Rutte, y el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan en Buenos Aires en el trasfondo de la cumbre del G-20 ha hecho que muchos se sorprendieran teniendo en cuenta el grave deterioro sufrido por las relaciones entre los dos países en el último año.

No obstante, hay que tener encuenta que aunque las relaciones diplomáticas se degradaron formalmente, esto no llevó a la congelación del resto de los vínculos bilaterales. Holanda es el mayor inversor extranjero en Turquía, incluso más grande que EEUU o Alemania, y eso continuó a lo largo de la crisis. La multinacional holandesa Unilever abrió una enorme fábrica por valor de 400 millones en la ciudad de Konya. Por otro lado, las acciones del gobierno holandés para prohibir a los políticos turcos dirigirse a los turcos en Holanda no disminuyeron la influencia de Erdogan entre los turcos holandeses.

Cuando Turquía celebró elecciones presidenciales en junio, Erdogan recibió más del 72 por ciento de los votos en ausencia emitidos en los Países Bajos. Los holandeses notaron, con un nerviosismo apenas oculto, que Erdogan obtuvo una proporción de votos mayor en Holanda que en la propia Turquía.

Debido a estos factores, los dos países han decidido enterrar el hacha de guerra. Durante la última cumbre de la OTAN en julio en Bruselas, los dos países abordaron una normalización de sus vínculos. Unos días después, publicaron una declaración anunciando su decisión de restablecer las relaciones diplomáticas.

Por otro lado, la cuestión del estado de Turquía se ha convertido en un problema de seguridad para todos los miembros de la OTAN. Turquía se está convirtiendo cada vez más en un miembro menos confiable de la alianza, coqueteando con Rusia y atacando a los aliados de EEUU en Siria.

En 2014, dos ex miembros del Partido Laborista Holandés fundaron un partido Denk, que significa “pensar” en holandés e “igualdad” en turco. Ellos abogan por la justicia para la comunidad de turcos en el país y buscan una política exterior más independiente y menos controlada por EEUU, así como dar un impulso a la asistencia religiosa islámica en hospitales, cuarteles y prisiones. Algunos políticos holandeses creen que el Denk está cerca ideológicamente del Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP) de Erdogan. En la actualidad, el partido dispone de tres escaños en el Parlamento nacional.

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