
El diálogo cristiano-musulmán está teniendo lugar en la actualidad en Alemania bajo condiciones difíciles. Este diálogo está siendo promovido por los representantes de la Iglesia Evangélica y el Consejo de Coordinación Musulmán (KRM). El 11 de octubre un encuentro de este tipo tuvo lugar en la ciudad de Colonia.
“Los movimientos y partidos populistas así como las tendencias extremistas que se oponen a la diversidad religiosa existente deterioran el clima social y contribuyen a la división y polarización de la sociedad”, dijo el portavoz el Consejo de Coordinación Musulmán, Erol Pürlü. Por su parte, el obispo de la Iglesia Evangélica Bedford-Strohm cree que “los acontecimientos políticos en otros países también están dificultando el diálogo en Alemania”.
El obispo señaló que la mayoría de los alemanes apoyan el diálogo entre la Iglesia Evangélica y el Islam, según mostró una encuesta publicada por el Instituto de Ciencias Sociales de la Iglesia en septiembre, y que mostró que dos tercios de los encuestados apoyaban tal opción.
Durante la conversación que tuvo lugar en Colonia este año por invitación del KRM, también se discutió la relación entre las comunidades religiosas y el Estado alemán. Se destacó por unanimidad la gran importancia de la libertad religiosa para el desarrollo de la vida religiosa en el espacio público. Pürlü lamentó que el diálogo entre las comunidades musulmanas y las autoridades estatales se esté frenando, pero señaló que en los últimos años se han establecido importantes fundamentos para la convivencia de las personas dentro del respeto a su diversidad. Refiriéndose a la historia alemana, Bedford-Strohm agregó: “Nunca antes en la historia alemana las religiones pueden desarrollarse tan libremente como en estas condiciones.”
Los ataques a las salas de oración y las instituciones religiosas así como la amenaza a las personas debido a su afiliación religiosa, son signos preocupantes que deben condenarse con determinación. Diferentes convicciones religiosas, concepciones y estilos de vida son características esenciales de una sociedad pluralista, que no deben restringirse en una democracia, sino que deben promoverse. Precisamente por esta razón, se debe promover una comprensión más sólida de la religiosidad y la diversidad.