Karin Kneissl, jefa de la diplomacia de un gobierno austriaco que cuenta en su seno con seis ministros procedentes de los rangos de la extrema derecha, FPÖ, hizo vibrar los muros de la ONU el sábado en Nueva York y quizás más allá hasta la propia Viena.
Ella pronunció una alocución que será recordada. En ella, las primeras palabras no fueron pronunciadas en alemán sino en árabe. “En tanto que ministra austriaca, escogí comenzar mi discurso en árabe. ¿Por qué? Porque el árabe es una de las seis lenguas de la ONU. Estudié la lengua en el centro de las Naciones Unidas en Viena. La civilización árabe es antigua”, dijo en el preámulo de su discurso en la tribuna de la Asamblea General de la ONU antes de rendir homenaje a la resistencia de las mujeres y hombres árabes frente a los diversos conflictos que sufre esa parte del mundo.
“Estudié en el Líbano durante los años de la guerra. Aprendí como las gentes lograron vivir a pesar de todas las dificultades. Es el secreto de la vida. Hombres y mujeres, desde Bagdad a Damasco, continúan sobreviviendo”, añadió.