La última edición de las Jornadas de diálogo cristiano-musulmán en Burgos tuvo lugar el pasado 14 y 15 de junio y la temática escogida fue la acogida a las personas extranjeras, bajo el lema «Burgos tierra de acogida: ¿cómo lo vemos musulmanes y cristianos?». Están organizadas por el Grupo de conocimiento y diálogo cristiano-musulmán, que se inició hace quince años por iniciativa de la Delegación diocesana de Pastoral de Migraciones, y en el que participan varios musulmanes y varios católicos. En esta ocasión, han colaborado dos comunidades musulmanas afincadas en la ciudad de Burgos: Attaqwa y Al Sunna.
La primera sesión llevó el título «La acogida al extranjero en los libros sagrados». En primer lugar, Taoufik Cheddadi, investigador en ciencias islámicas y sociales, recordó cómo en la vida del Profeta fue acogido en dos ocasiones por cristianos: un monje cuando él tenía unos 9 años, y el rey de Abisinia cuando huyó de la persecución. Más allá de la acogida humana al extranjero y al de distinta religión, insistió en la «acogida espiritual, para la cual es necesario previamente quitar prejuicios». También agradeció el Concilio Vaticano II, con la declaración Nostra Aetate, que supuso de algún modo la acogida por parte de la Iglesia Católica a los musulmanes. A continuación, José Luis Barriocanal, profesor de Sagrada Escritura y decano de la Facultad de Teología de Burgos, fue exponiendo cómo el ser extranjero «está en el ADN del Pueblo de Dios, tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento» a través de varios textos bíblicos.
«¿Cómo acogemos y nos integramos en Burgos» fue la cuestión a tratar en la segunda y última sesión de las jornadas en las que intervinieron Souad Amazogh y Salma Limouni, de la asociación burgalesa Arreda, Ellas compartieron su experiencia desde la asociación Arreda, en la que trabajan para que, especialmente los niños, puedan participar de las dos culturas: la de origen de sus padres y la de la tierra en que ahora viven. Aprovecharon su intervención para agradecer la facilidad en el acceso a la educación y también para denunciar las grandes dificultades para acceder a una vivienda. Hilda Vizarro, señaló cómo la primera acogida está bastante bien organizada en Burgos, pero reflexionó ante el peligro de identificar inmigrantes con pobres. Como principal reto identificó la necesidad de «aprender a vivir juntos». Finalmente la concejala de Acción Social del Ayuntamiento de Burgos, Sonia Rodríguez, valoró positivamente la coordinación entre las distintas entidades de acogida que hay en Burgos con las instituciones públicas».
Tras un diálogo en pequeños grupos, el público participante compartió también sus opiniones y señaló algunas propuestas sobre el asociacionismo, la coordinación, el acceso a la vivienda, la formación de adultos, el aprendizaje del idioma, el cuidado de las segundas y terceras generaciones, la participación en AMPAS… Como mensaje final se destacó que «las religiones deben ayudar en todo esto, porque la mayor parte de las personas migrantes traen la fe ‘en sus mochilas’ y buscan cómo poder vivirla y expresarla en el lugar de acogida».