Ramadán, el mes sagrado para los musulmanes, es también una celebración del calendario religioso de la provincia de Huesca desde su comienzo, este año, el 23 de marzo y hasta el 21 de este mes de abril, de acuerdo con los ciclos de la luna. Ayuno -desde la salida a la puesta del sol- y oraciones -se celebran un total de cinco al día- se dan la mano en esta celebración marcada también por la ayuda al prójimo, la caridad con los más necesitados, la reflexión y la celebración con amigos y familiares, que lleva también a la purificación tanto del cuerpo como del espíritu.
La capital altoaragonesa cuenta con su mezquita de mayor tamaño en la calle Particular 9-12, ubicada en una nave del polígono industrial Monzú y que los miembros de la Asociación Assalam, que ahora cuenta con unos 250 miembros de toda la provincia, han financiado y acondicionado como lugar de fe y oración con todo tipo de comodidades, hasta pantallas para seguir la oración del imam, Abdalá Luis.
Un lugar, como señala Mohamed El Hasnoui, tesorero de la Asociación, que está siempre “abierto a todo el mundo”.
“Este mes es muy especial, la gente da mucha caridad, nos ayudamos unos a otros , se juntan las familias y la gente suele ir con mucho mas cuidado”, señala El Hasnoui. Ahora que hace buen tiempo, pero todavía no ha comenzado el calor más intenso, asegura que están “muy bien” y que el ayuno es más fácil de sobrellevar con la jornada laboral. “Siempre pedimos, lo primero, paz para todo el mundo, salud también, para las familias, para todos, que vaya todo mucho mejor… Eso es lo que pedimos todos los días en las cinco oraciones”, señala. Huesca cuenta también con otra mezquita, de mejor tamaño, en la calle Pedro Arnal Cavero.
Para Hanane Maliki, de origen marroquí, que regenta una pastelería de dulces tradicionales árabes en el centro de Huesca, este es “el mejor mes del año” y cuya celebración les define como musulmanes. Es así un tiempo en el que, como dice, es el momento de cumplir con los preceptos del Corán e “intentar hacer todo lo posible, bien”, “Por ejemplo, las mujeres, que nos gusta arreglarnos, no podemos hacerlo este mes porque es pecado”, relata.
“Sobre todo, señala, es momento de “no mentir y de no portarse mal”. En Marruecos, asegura, es normal que la celebración se haga en familia, “con muchas personas a la mesa”, En Huesca se juntan “con los amigos muy cercanos” si no tienen aquí a sus parientes.
Estos días disfrutan también de la Semana Santa cristiana y después de cenar, cuando ya está permitido comer, salen también a ver las procesiones. “Cada uno tiene que respetar su religión”, asegura Maliki.