Té y dulces sobre la mesa y, en torno a ella, un grupo de amigos y vecinos que conversan animadamente. Hablan de sus preocupaciones y de sus alegrías y se dan consejos unos a otros. Esta estampa podría darse en cualquier lugar, en cualquier hogar, pero se ha dado en Almería y sus protagonistas son altos representantes de las comunidades católica y musulmana. «Una visita entre hermanos y amigos», definió Abdalá Mhanna, imam de Almería, el encuentro «no oficial» entre un grupo de miembros de la comunidad musulmana de la provincia y el obispo de Almería, Antonio Gómez Cantero.
Fue el pasado miércoles en el Centro de Estudios e Investigaciones de la Cultura Árabe de la capital y acudieron, además de Mhanna y Gómez Cantero, presidentes de los colectivos musulmanes de los barrios de Almería así como de municipios del Área Metropolitana. Y porque no había espacio para más personas, de haberlo, habrían acudido muchas más, aseguró el imán de Almería.
«Fue un encuentro de amistad, donde hablaron de su vida, sus familias y trabajos. Abordaron también la necesidad de implicarse en los problemas y necesidades de nuestra sociedad y de los puntos de encuentro entre las dos religiones», detallaron al respecto de esta cita de «fraternidad» desde la Diócesis de Almería.
«Los jóvenes hablaban con Don Antonio como si fuera un tío, un padre», describió por su parte el imán almeriense sobre un encuentro que responde a la invitación que le realizó al obispo durante una reunión anterior. Y es que, según indicó, desde la llegada a Almería del nuevo prelado su relación ha sido estrecha: «Hay más hermandad que tolerancia porque hay amistad, cariño y respeto».
El terrible asesinato del sacristán de una iglesia de Algeciras a finales del pasado mes de enero, apuntan desde ambas partes, estrechó más la colaboración entre ambos representantes religiosos. «Me llamó Don Antonio y me dijo ‘estoy contigo’», recuerda Abdalá Mhanna sobre una reacción, la del obispo de Almería, que define como «preciosa» en un momento duro para todos, cristianos y musulmanes.
En respuesta a este ataque perpetrado por un musulmán radicalizado, de hecho, ambos suscribieron un comunicado conjunto para condenar «estas acciones terribles» y hacer una llamada «a la paz y la convivencia» entre ambas religiones. «Tenemos problemas en común», reconoció el imán deAlmería, para quien es responsabilidad de los máximos representantes «dar buena imagen de las religiones monoteístas» para que la ciudadanía siga este ejemplo y no otros.
«Hay mucha colaboración entre los profesores de religión musulmana y católica», indicó, y remarcó que una de las máximas pasa por rechazar «mezclar ideologías radicales con religión». En ese aspecto, agradeció que el obispo deAlmería dé «un gran ejemplo de ciudadano responsable». «Es un hombre de convivencia y tolerancia», lo describió.
Asu vez, aseguraron desde la Diócesis que existe un compromiso para mantener «más momentos de diálogo» de este tipo. «Tenemos el compromiso de dar un mensaje común de paz», ratificó el imán Mhanna, incidiendo en que «como en toda religión, incluso dentro de una misma religión, hay diferencias, pero casi el 90% son puntos de encuentro» entre el Islam y la Iglesia Católica.
Este encuentro «cordial» no ha sido el primero entre los dos religiosos y, al parecer, tampoco será el último. Además, se prevé continuar con actividades que fomenten la convivencia. No en vano, Almería es una de las provincias españolas con mayor población musulmana.
Según los datos recogidos en el ‘Estudio demográfico de la población musulmana’ del Observatorio Andalusí, al cierre de 2022 residían en la provincia más de 128.000 personas que practican el islamismo, de las que 45.000 son españolas. Entre las que tienen nacionalidad extranjeras la mayor parte proceden de Marruecos y Argelia aunque hay ciudadanos de una decena de orígenes.