El ataque a dos iglesias de Algeciras (Cádiz) en el que murió un sacristán y resultaron heridas cuatro personas, entre ellas un sacerdote, ha conmocionado a la ciudad, especialmente a su abundante e histórica comunidad musulmana.
«Esto es muy triste, y ensucia nuestra imagen. Nuestro libro sagrado dice que nadie puede matar. Para nosotros Dios da la vida y nadie tiene derecho a quitarla. Eso es lo que dice el islam, el islam es paz. El chico que ha hecho esto no conoce el islam, él es otra víctima más, los culpables son los cabecillas (yihadistas) que lavan el cerebro de personas como él», decía a EFE un marroquí de 36 años residente en Algeciras desde hace décadas.
Él, como otros miembros de la comunidad y como cientos de algecireños, ha acudido este mediodía a la Plaza Alta para guardar cinco minutos de silencio en memoria del fallecido y en repulsa del atentado que sorprendió en la tarde de ayer a una ciudad vecina de Marruecos y en la que residen y conviven pacíficamente unos 12.000 musulmanes.
«No al terrorismo, no al odio. Sí a la humanidad y al amor», expresaba en una cartulina una mujer marroquí en la misma concentración con los ojos llorosos.
La comunidad musulmana de Algeciras entiende tan poco lo sucedido ayer como el resto de vecinos de la ciudad. Y hoy ha necesitado dar un paso al frente y dejar claro que no quieren ser juzgados por lo que ha hecho un joven de 25 años al que casi nadie conocía en la ciudad.
“Esta mañana mientras iban al instituto mis hijos, de 13 y 17 años, leían en su instagram frases como ‘musulmanes de mierda'», explicaba a EFE, en la puerta de una mezquita del barrio de Saladillo, Hichami Elsaaouanv, de 43 años y con más de tres décadas de residencia en Algeciras.
“Yo no me explico lo que ha hecho este chico, es de locos”, insistía.