La comunidad islámica de Menorca ha adquirido un nuevo local en Maó con el que pretende poner fin, por el momento, a la alarmante falta de espacio a la que se enfrenta desde hace años en el que tiene habilitado como mezquita, una sala de rezos de un tamaño reducido que no da respuesta al crecimiento de la comunidad, en la Avinguda Josep Anselm Clavé, lugar de encuentro de sus miembros en la zona del levante insular.
El nuevo local está ubicado en la confluencia de las calles del Governador Ramírez y Verge de Gràcia, y fue adquirido por la comunidad durante el pasado verano, tres meses atrás, ha explicado a este diario el presidente de la Asociación Al-Khayr-Menorca, Mohamed Al Hajoui.
La compra de este inmueble es una solución que no pretende ser permanente puesto que la comunidad adquirió dos parcelas en la zona de Bintalfa para edificar una mezquita hace cerca de dos décadas pero aún no ha podido cumplir su objetivo.
Han sido las aportaciones de los propios miembros quienes han hecho posible la compra del local, aunque tras materializar la operación ahora se hace necesaria una profunda reforma para adaptarlo a las necesidades y convertirlo en una nueva sala de rezos a modo de mezquita. Hasta su cierre el local albergaba un supermercado para la barriada.
Un colectivo de 2.500 personas
Para definir el modo en que se consiguen los recursos la asociación ha convocado a toda la comunidad islámica de la Isla, integrada por unas 2.500 personas, a una reunión que tendrá lugar este sábado por la tarde en la mezquita que lleva el nombre de la misma asociación, es decir, la de la Avinguda Josep Anselm Clavé. «Hay que hacer la reforma pero necesitamos aportaciones para ello y hay que decidir cómo lo hacemos», ha indicado el presidente, de ahí la trascendencia de la reunión de mañana que está prevista tras la puesta de sol, después del salat Al-Magreb, según indica la convocatoria.
Una vez se pueda llevar a cabo la rehabilitación del inmueble la comunidad dispondrá de un lugar más amplio para celebrar sus cultos, especialmente, el de los viernes, en un espacio capaz de albergar sin apretaduras a quienes asistan. En el local actual, de unos 100 metros cuadrados apenas caben unas 30 personas «pero hemos llegado a ser 200, y esto no puede ser porque la comunidad sigue creciendo», explica Mohamed Al Hajoui.
El local adquirido tiene una superficie de 300 metros cuadrados, con una planta baja y un sótano al que también se puede dar utilidad.