Las nuevas tecnologías han llegado también a la celebración del mes del Ramadán, y muchos jóvenes musulmanes en España ven en ellas unos aliados en este mes de ayuno, reflexión, oración y comunidad, que comenzó el 13 de abril y finaliza el 12 de mayo, y que un año más vuelve a estar marcado por la pandemia, según cuenta hoy en un reportaje la agencia estatal de noticias EFE.
La situación generada por el coronavirus, con la imposibilidad de visitar mezquitas para rezar o de reunirse con allegados y familiares para romper el ayuno, ha hecho que las redes sociales sean un puente de unión entre los devotos más jóvenes de la religión musulmana.
En la región de Madrid hay 20 mezquitas y alrededor de 300.000 musulmanes de un total de casi dos millones que viven en España. El número de asistentes se ha reducido considerablemente desde el año pasado y a la mezquita más grande del país acuden a diario unas 300 o 400 personas, mientras en años normales lo hacían 3.000.
«El principal cambio es en el uso de las tecnologías, el informarse a través de directos, redes sociales… aprender y compartir a través de esta vía. Hablar de nuestros sentimientos, de salud mental y espiritualidad creo que también es representativo de nuestra juventud musulmana española», asegura a EFE la youtuber y bloguera Ramia Chaoui.
Ramia explica que con la llegada de la pandemia, ha notado «principalmente el no poder ir a rezar en las mezquitas después de romper el ayuno, el ‘taraweeh’, que ha dejado mucho vacío en nuestros corazones y que es un gran momento. Y también las restricciones de movilidad geográfica para visitar a la familia y hacer el ‘iftar’ -la comida nocturna- juntos».
«Cada vez la gente está más informada y sensibilizada con estos temas y es gracias al trabajo individual de muchas personas en redes sociales. Ahora las personas te felicitan en Ramadán incluso en árabe, también lo hacen las instituciones, los colegios e institutos y es algo maravilloso que cuando yo era pequeña por ejemplo no ocurría. Es síntoma de aprendizaje mutuo y garantiza una buena convivencia. Me quedo con eso», afirma.
Las caras de las redes sociales
Madrileño y marroquí, Yousef tiene 23 años y celebra este Ramadán con «la ilusión» de cualquier musulmán durante el mes de acercamiento a Alá. Confiesa que «para nada se hace duro» el ayuno, pues «es todo psicológico» y un «premio para nosotros».
«Las nuevas generaciones, a diferencia con la gente mayor, vivimos en un mundo de tecnología y modernidades, entonces, en varias ocasiones eso nos lleva a cometer pecados» explica, pero admite que si se hace un buen uso de ellas «nos puede favorecer bastante».
Sobre todo cuando te encuentras con dificultades al ser musulmán, tanto en Madrid como en cualquier país europeo, porque existe una «falta de información y de respeto hacia la religión musulmana, prejuicios sobre todo», dice Yousef.
Rashid, joven musulmán nacido en el sur de Marruecos, vive en España desde adolescente y suele celebrar el Ramadán solo o con algún amigo. La única diferencia que ha notado con las restricciones impuestas por la pandemia del coronavirus es que «se prohibieron en todos los países del mundo los rezos nocturnos en las mezquitas».
Por lo demás, asegura que es «un día normal, en el que desde las 5 de la mañana tienes que ayunar, y en el que te levantas media hora antes para desayunar».
«Los primeros días son difíciles porque el cuerpo no está acostumbrado», pero al ser uno de los pilares del islam «es de obligado cumplimiento para todos los musulmanes que hayan alcanzado la mayoría de edad» a no ser que algo de fuerza mayor lo impida, recuerda.
La mayoría de los jóvenes, explica Rashid a EFE, «lo han convertido en una tradición más que en una adoración», pues no hacen «los cinco rezos diarios pero sí el Ramadán», y esa tradición es comparable a la celebración de la Navidad en España.
Muchos jóvenes, «no ven en él un acto espiritual, sino más bien un periodo para juntarse con la familia. Lo hacen incluso por hacer la gracia, pues si tú no rezas no tiene sentido que hagas el Ramadán», señala.
En España, según la experiencia de Rashid, «hay gente que lo respeta y le gusta el ambiente, y hay otros que no, que te dicen que si quieres hacerlo, o te adaptas a la sociedad española, que es una sociedad laica, o te vas a tu país a practicarlo».
«A mí la verdad que me han respetado e incluso alguna vez me han felicitado. Igual en pueblos donde hay una comunidad grande, donde por la noche se forma la de dios y es un mes que coincide con horarios lectivos, quizás si vives al lado de la mezquita estarás un poco harto», argumenta.