Musulmanes fallecidos de diferentes lugares de España son enterrados en Córdoba por falta de cementerios

Solo durante la semana pasada, la empresa municipal de cementerios de Córdoba (Cecosam) ha inhumado a siete musulmanes procedentes de toda España, como reconoce el gerente de la compañía local, Pedro Ruiz. Tanto en el cementerio de La Salud como el de la Fuensanta, en Córdoba capital, hay un amplio lugar reservado para los enterramientos islámicos. «Y ahora vamos a habilitar un tercer lugar», asegura el gerente.

Los musulmanes se tienen que enterrar sin ataúd, en un sudario blanco. El cuerpo tiene que tocar la tierra y estar orientado a La Meca. Y eso es algo para lo que están preparados muy pocos cementerios en España. Los lugares mejor habilitados, según la comunidad islámica, están en Madrid, Córdoba y Granada.

Hasta ahora, los cadáveres de la mayoría de los musulmanes que morían en España eran repatriados a sus países de origen. La mayor parte de ellos, a Marruecos. Muchos de los musulmanes o conversos o con un origen español sí que se procuraban una sepultura acorde a sus creencias, y ese es el origen tanto del espacio en el cementerio de la Salud de Córdoba como el que se construyó en Almodóvar del Río. Pero la pandemia ha provocado un cierre de las fronteras y un aumento de la mortalidad. Esto ha hecho que ahora mismo en España no haya lugares para poder enterrar conforme a sus creencias a estas personas.

A Córdoba han llegado cadáveres de El Campo de Gibraltar y de Castilla La Mancha, principalmente, según informan desde Cecosam. Otros destinos son Granada, Ceuta y Valencia, admiten desde la comunidad islámica de Algeciras, donde denuncian que desde marzo han tenido que trasladar a otras ciudades a una treintena de fallecidos.

La presidenta de la Junta Islámica de España, Isabel Romero, cita a la Ley 26/92 que es la que regula los cementerios musulmanes en el Estado. Esa norma «reconoce el derecho de los musulmanes a tener enterramientos en España. Otra cosa es cómo se aplica la ley y cómo se concreta», explica. «Los cementerios en España son aconfesionales. Tenemos derecho a tener un enterramiento en un cementerio público», detalla.

De hecho, en Córdoba no hay cementerios cristianos o musulmanes. El espacio reservado en La Salud sí que está apartado, pero dentro del mismo recinto, al igual que en la Fuensanta. El requisito es claro: que el cuerpo esté en contacto con la tierra. No pueden ser inhumados en nichos. Ante los previsibles problemas de espacio, en Valencia y en Mallorca se ha optado por construir enterramientos en tierra unos encima de otros, hacia abajo, como explica Isabel Romero. Pero aún así, en España «hay muy pocos enterramientos para musulmanes». Y eso que les asiste la ley.

Romero admite que hay ayuntamientos que sí que se lo han tomado en serio y otros no tanto. La norma señala que en España para poder ser enterrado solo tienes que estar empadronado en un municipio. Y eso es algo que incluso los inmigrantes sin papeles pueden hacer en España. Basta con tener un lugar en el que se viva para lograr el empadronamiento.

Antes del Covid, recuerda la presidenta de la Junta Islámica en España, era casi una tradición para muchos musulmanes repatriar el cadáver de sus seres queridos. Incluso se hacían seguros ex profeso. Pero el cierre de fronteras lo que ha provocado es que creciera un problema que viene de largo. «Es una reivindicación histórica. Choca la falta de voluntad política con la falta de conocimiento. No surge el problema hasta que no hay un difunto y una circunstancia», explica, didáctica, Isabel Romero.

De hecho, sostiene, en circunstancias como las actuales la jurisdicción islámica permite que se relajen las normas para el enterramiento de los musulmanes. «No hay porqué tener que estar sujeto al cumplimiento» de ese precepto de que el cuerpo tiene que estar en contacto con la tierra, sino que puede ser incinerado o cerrado herméticamente en un ataúd «según dicte la autoridad sanitaria», explica Romero.

«Pero tiene que haber un ejercicio común de acercamiento y hacer un ejercicio real de ciudadanía. Hay que poder enterrar a la gente», insiste Romero, que pide la mediación de la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP), a la que se ofrece para resolver este problema.

Mientras tanto, en el Campo de Gibraltar la comunidad islámica lamenta la situación actual. Muchos familiares se tienen que desplazar centenares de kilómetros para poder cumplir con el rito y con los deseos del difunto, y desembolsar un dinero que en ocasiones no tiene.

FuenteAlfonso Alba - Cordopolis
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