
Villaverde es uno de esos distritos emblemáticos de Madrid que nació como un pueblo y con el paso del tiempo fue absorbido por la capital. A través de un corto paseo se puede caer en la cuenta rápidamente de lo variopintos que son sus vecinos. Los acentos latinoamericanos, magrebíes, africanos, andaluces o extremeños rebotan contra las fachadas de sus humildes edificios.
En Villaverde, el tiempo transcurre lentamente y más aún en tiempos de pandemia. Esa sensación de comunidad y cercanía no se encuentra fácilmente en una ciudad moderna como Madrid. Por la calle la gente se saluda de una acera a otra. En los bares todo el mundo se conoce. Y en el mercado el carnicero pregunta por los familiares de su cliente.
Pero a Villaverde su fama le precede y los datos de desempleo, delincuencia y contagios no le ayudan. Y es que como dice un refrán muy castizo, a perro flaco todo son pulgas.
Sin embargo en tiempos de oscuridad siempre hay alguna luz y en este caso nuestros amigos de la Comunidad Musulmana de Villaverde Alto Al Safae son la antorcha para muchos necesitados. Durante el confinamiento hicieron su propio banco de alimentos y ayudaron a los vecinos a combatir las secuelas económicas del Covid-19. Ayudan a quien lo necesite, independientemente de su raza o sus creencias religiosas, nos dice el presidente Noureddine Chiba (Rabat, 1976) mientras pasa una a una las fotos de las bolsas de comida que tiene en su móvil. En dos horas y media de entrevista la palabra más sonada ha sido ayuda.
Abogado de formación, pescadero de profesión, padre y marido, Noureddine se ha echado a la espalda el peso de parte de la comunidad musulmana en Villaverde desde 2018 y,mm como él mismo dice, se han tenido que ir buscando la vida. Echa en falta más ayuda y apoyo institucional.
Acompañados también por Aziz Debdoubi (Tetuán, 1977), segundo portavoz, nos presentan con orgullo su nueva mezquita, que lleva en obras un año y que ha sido costeada con las aportaciones de todo aquel que ha querido. Con su acento paraguayo, Aziz nos explica el compromiso con el medio ambiente de la comunidad a través de placas solares, luces led y el sofisticado sistema de regulación de la temperatura. El Islam no está reñido con la tecnología.
Otro de los conceptos clave en la charla es la integración. Hablan de sus proyectos contra el fracaso escolar de niños y adolescentes problemáticos, de sus jornadas de puertas abiertas con los vecinos y de sus buenas relaciones con los hospitales y la policía. Unidos mediante el árabe clásico y el castellano, acogen a un gran número de nacionalidades desde marroquíes hasta pakistaníes. Y comentan que la transparencia es lo que les mueve a dar entrevistas.
Aseguran que el Islam es respeto y se muestran firmes ante la importancia de entender bien el Corán. El Islam no es extremismo y, por tanto, se sienten molestos con los comentarios del presidente francés Emmanuel Macron, sobre que el Islam sufre una crisis, que entienden como una falta de respeto.
En el futuro de España está el Islam, porque da respuesta a muchas de las preguntas que nos hacemos como sociedad. Como parte de la junta directiva de Al Safae se consideran portavoces de las necesidades de la comunidad musulmana en España. Y, como parte de la sociedad española, dan mucha importancia a modificar el Acuerdo de Cooperación del Estado con la Comisión Islámica de España firmado en 1992 y creen que solucionar la ausencia de cementerios musulmanes es una prioridad.
Queda patente la enorme aportación que el Islam, como en el caso del Centro Musulmán de Villaverde Alto, está haciendo a nuestro país. La cifra de musulmanes en España va en aumento y el reto en el ámbito de la integración es enorme. Es evidente que ejemplos como el de Villaverde ayudan a que el camino hacia una sociedad más solidaria y multicultural se haga más corto, aunque para conseguirlo hay que acercar posturas y dotarse de las herramientas necesarias.