El
Gobierno de Zaragoza anunció el pasado miércoles una medida
restrictiva por la que todos aquellos musulmanes que fallecieran en
la capital aragonesa y no estuvieran empadronados en ella, no podrían
ser sepultados en el cementerio musulmán que se encuentra ubicado en
el campo santo de Torrero. Algunos quizás lo desconocían pero sí,
existe este recinto en Zaragoza. Ocupa una extensión de 3.100 metros
cuadrados y fue utilizado, en primer lugar, para enterrar a los
combatientes marroquíes que murieron durante la Guerra Civil.
Con
el paso de los años, el recinto se fue ampliando con zonas para
sepulturas en tierra, de adultos y párvulos, depósitos de restos y
fosas comunes. En el año 2012, el Ayuntamiento de Zaragoza dotó al
cementerio de un edificio con instalaciones destinadas a lavatorio de
los cadáveres y práctica de los ritos propios del Islam y, al año
siguiente, se firmó un convenio de colaboración entre el
consistorio y la Comunidad Islámica de Zaragoza (CIZ) con el
objetivo de que fuera la CIZ quien se encargara de garantizar la fe
islámica del fallecido, su derecho a la inhumación en este
cementerio y el cumplimiento de sus ritos. El número de personas
islámicas enterradas en Zaragoza ha alcanzado la cifra de 24,
igualando los números de 2016 y 2017, y acercándose a los de 2018
(36 en todo el año).
“Mala
sorpresa”
La
decisión tomada por el Gobierno de Jorge Azcón no sentó nada bien
en el seno de la comunidad islámica de Zaragoza. Su presidente,
Fawaz Nahhas, aseguró que «la decisión tomada por el ayuntamiento
fue una mala sorpresa porque no nos enteramos a través de un
comunicado, sino a través de las funerarias». Asimismo, señaló
que realizaron propuestas a la corporación municipal para enterrar
solo a las personas de Aragón y «reducir la ocupación de
féretros», pero no han «recibido respuesta». «Como firmantes del
convenio del cementerio musulmán tendríamos que haber sido
consultados», manifestó Nahhas.
Además, la realidad del
campo santo islámico de Zaragoza en estos momentos es que está
descuidado y necesita trabajos de cuidado, algo que ya solicitaron de
manera oficial desde la CIZ: «Nuestra petición era multiplicar por
dos las veces de limpieza y hacerla cuatro veces al año, cosa que
tampoco nos atendieron», señalo el presidente de la
asociación.
Desde la comunidad islámica zaragozana
solicitaron hace tres semanas una reunión con el ayuntamiento para
«zanjar» el convenio y ver «el papel que tienen» ya que se hacen
las cosas «sin consultarnos», lamentó Nahhas. También, según
informó el propio Fawaz, solicitaron una entrevista con el alcalde
pero no se la concedieron. «El problema con el ayuntamiento ahora es
que no hay un interlocutor disponible, antes había una comisión
mixta, pero desde que se fueron los miembros, la comisión se quedó
nula», apostilló.
Espacio
limitado
El
Ayuntamiento de Zaragoza recalcó que el espacio que quedaba libre en
el cementerio musulmán era «muy limitado» debido al creciente
número de fallecidos, especialmente por el covid-19 y, por esta
razón, se decidió tomar esta medida extraordinaria. No obstante,
previamente al estado de alarma, el consistorio se puso en contacto
con los imanes para informarles de esta situación y durante la
pandemia se tomó la decisión de no enterrar a aquellas personas que
no estuvieran empadronadas en la ciudad.
Según informaron
fuentes municipales, el cementerio de Torrero también estuvo
acogiendo cadáveres de distintos puntos del país como Barcelona o
Andalucía y esto dificultó el reparto de espacios. La capacidad
actual del recinto todavía no se ha concretado.
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