Said, el musulmán cacereño más solidario

Said Aboufaris es presidente de la comunidad islámica de Cáceres, ciudad donde reside desde hace 28 años. Este ‘marroquícacereño’ con nacionalidad española representa a las cerca de 40 familias que viven en la ciudad, un número que descendió a partir de la crisis de 2008, cuando muchos regresaron a su país por la falta de trabajo. De estas familias que permanecen, unas trece están en el barrio de Aldea Moret, tres en Nuevo Cáceres y el resto repartidas entre la plaza Mayor, Las 300 y la zona de la plaza de toros.

Más de la mitad son vendedores ambulantes en los mercadillos de la región. Ahora, la pandemia del coronavirus ha supuesto un varapalo para todos ellos. «Nadie sale a trabajar, todos permanecen confinados en casa, lo llevan como se puede y muchos han pasado a engrosar las listas del paro, porque no hay empleo ni modo de encontrarlo ahora mismo», relata Said, un hombre amable y cercano que domina a la perfección el castellano y que siempre tiene una sonrisa dibujada en el rostro.

Sin poder ir al campo

Unos tres o cuatro, como Aboufaris, tienen algo de mejor suerte porque son autónomos y han podido reabrir tímidamente sus negocios con las debidas precauciones de higiene y seguridad. Algunos, aunque disponen de su residencia en la capital cacereña, realizan labores agrícolas, pero ante los problemas iniciales para los desplazamientos a otras provincias para buscarse la vida, también están sufriendo las consecuencias de la crisis sanitaria, que es igualmente económica y social.

«Hemos tenido dificultades, como tantas personas de España. Hay bastantes familias que lo están pasando muy mal, que sufren la falta de recursos, y es muy duro. Hemos recibido una ayuda de los Emiratos Árabes Unidos y se ha repartido a través del Banco de Alimentos, un gesto que agradecemos muchísimo. Nos han llegado 60 kits. Hablé con el concejal Jorge Villar y él me facilitó el contacto de Alfonso, un chico de la asociación de voluntarios de RedCor, que se desplazó hasta Olivenza y luego se repartieron las provisiones a personas muy necesitadas dentro de la comunidad. Fue un bonito gesto, hay que ser cordial y amparar a todo el mundo».

Said apunta: «Cada día me llama más gente para ver si tenemos algo de comida para darles. Da pena y lástima. Así que vamos a seguir luchando en esa línea para poder colaborar con los más necesitados».

No cobrar a los clientes

Además, cuentan con una carnicería musulmana en la plaza Marrón y han decidido que las personas sin medios económicos que vayan a comprar productos de primera necesidad al establecimiento no tengan que pagarlos. La comunidad se hará cargo de esos cobros. «Todos los miembros aportamos al mes unos 20 o 30 euros, de este modo entre todos contribuimos. Tenemos que salir hacia adelante como podamos», señala el presidente del colectivo.

Estamos en fechas de celebración del Ramadán, el mes sagrado de los musulmanes, es tiempo de oraciones y de compartir momentos, pero desde la Comisión Islámica de España se desaconsejó la reapertura de las mezquitas, «porque pensamos que todavía hay riesgo para el contagio. Somos una comunidad muy grande y hemos decidido que no se abra la mezquita hasta el mes de junio, cuando entremos en una nueva fase de la desescalada», subraya.

En Cáceres, tuvieron su primera mezquita en la calle Caleros, pero las dificultades económicas les impidieron seguir pagando el alquiler. Fue entonces cuando el ayuntamiento, a través de la Asociación Inmigrantes Marroquíes en Extremadura, les cedió un local en la avenida de la Constitución. En él, celebran reuniones para abordar y debatir sus problemas diarios. Allí acuden musulmanes de diversos países: Paquistán, Túnez, Argelia, Marruecos… Igualmente practican el culto. «No es una mezquita, es un local de carácter social, en el que se imparten clases de árabe a los niños, y clases de Corán. Como la mayoría de los marroquís son musulmanes, cuando llega la hora de la oración tenemos hueco para poder rezar».

Agradecimiento

En todo momento, se sintieron muy bien acogidos por la ciudad. «No hay ningún reproche. Estamos muy contentos. El que menos, lleva 20 años en Cáceres, la mayoría con nacionalidad española, casi todos tienen hijos que ya han nacido aquí y la verdad es que no tenemos ningún inconveniente. En Aldea Moret los vecinos son una maravilla, nos llevamos muy bien con ellos. Y con el ayuntamiento nos pasa lo mismo», destaca.

La comunidad musulmana no ha tenido casos de coronavirus en Cáceres. «Están cuidándose, en sus hogares, y perfectamente. Incluso les hemos dicho que cuando abramos la mezquita, con todas las medidas de seguridad y desinfección, que no acudan las personas mayores. Entre todos tenemos que colaborar para que no haya más repuntes», concluye el Said, que no deja atrás su sonrisa.

FuenteAlberto Manzano Cortés - elperiodicoextremadura.com
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