Musulmanes de Tarragona donan vales de la compra a familias necesitadas

El Ramadán es para los fieles musulmanes un importante momento de renovación espiritual, tiempo de ser generoso y de compartir. Aunque «este año será distinto», asegura el portavoz de la Associació Cultural dels Musulmans de Reus i Comarca, Mohamed Said Badaoui. La comunidad musulmana de la capital del Baix Camp empezó a ayunar el 24 de abril y, debido a la crisis del coronavirus y el cierre de los centros de culto, ésta no puede entrar para reunirse con otros creyentes y rezar.

«La comunidad en la ciudad engloba entre unas 5.000 y unas 6.000 personas y llegaban a congregarse de forma diaria hasta 2.500 para orar. Toda la actividad la hemos tenido que trasladar a nuestras casas con nuestras familias y muchas de las tareas que llevábamos a cabo durante el Ramadán, como reunirse al final del día con otras personas o ayudar a los más necesitados de forma presencial, no se pueden llevar a cabo por el confinamiento. Lo que sí se puede seguir haciendo es el ayuno personal. Esperamos que pase pronto y poder volver a la normalidad», añade el también portavoz de la mezquita As-Sunnah de Reus.

De hecho, para ayudar a aquellos que más lo necesitan, durante este Ramadán, han mejorado una iniciativa ya existente para que las familias más vulnerables de la comunidad, compuestas de tres a cinco personas además de otras individuales, puedan comprar alimentos. Éstos suelen estar relacionados, en este caso, con los que se pueden consumir en tiempo del Ramadán. «Tiempo atrás, para aportar nuestro granito de arena preparábamos cestas familiares para los más necesitados, pero hemos visto más útil ponerles al alcance unos vales de compra para que la realicen cuando quieran en supermercados de la comunidad», describe.

Para coordinar la iniciativa han creado un grupo de WhatsApp desde donde se ponen de acuerdo para ir recaudando dinero. «Llevamos desde la semana pasada desarrollando este proyecto y entre 110 y 111 familias se han podido beneficiar. Entendimos que, habiendo una movilidad más reducida, debíamos facilitar la tarea de hacer la compra a las familias que se han visto afectadas por la crisis a nivel económico», manifiesta. La idea ha tenido muy buena acogida y ha supuesto todo un desahogo para los vulnerables. «A pesar de la situación que estamos viviendo, el noveno mes de nuestro calendario siempre nos genera ilusión. Todavía recuerdo mi primer Ramadán, con siete u ocho años. De alguna manera me hacía sentir mayor. Fue toda una experiencia, no se olvida. Fue difícil estar entre 12 y 13 horas sin comer ni beber agua, pero lo vives en familia y eso siempre se hace más llevadero», se sonríe.

Gracias a las tecnologías

Un cuestión que tienen muy clara desde la asociación es que han de estar cerca de la comunidad, para atenderla en cualquier duda que pueda tener o información que precise. En este sentido y gracias a las tecnologías están en contacto permanente. «Aunque sea de forma virtual, intentamos estar lo más cerca posible de la comunidad, actualizar tanto como podemos nuestra página de Facebook, desde la que nos pueden contactar siempre, así como escribirnos por WhatsApp. Las tecnologías crean un punto de conexión», añade.

Y es que, como bien dice, el sentimiento de querer volver a la cotidianidad a la que estábamos acostumbrados es para todos «generalizado». «El futuro es incierto, pero esperamos que la humanidad en su conjunto extraiga conclusiones positivas de todo esto y las redirija hacia soluciones que se prolonguen en el tiempo. Sabemos que la crisis está siendo dura, que está afectando a muchas personas, especialmente en el ámbito económico, pero tenemos la esperanza de que las consecuencias se resuelvan cuanto antes», prosigue. La adaptación, según dice, ha de ser «constante». «No podemos dejar de colaborar y solidarizarnos, como comunidad nos hemos de responsabilizar con la pandemia», explica Mohamed Said.

Preguntado sobre la iniciativa de confección de mascarillas, explica que «llegamos a repartir más de 600 y tuvimos que finalizar su elaboración porque la demanda bajó». La comunidad se mostró, también, muy agradecida.

FuenteCristina Valls - diaridetarragona.com
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