La comunidad musulmana de Mataró busca restaurar su imagen

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La detención de dos hombres en Mataró esta semana por presuntamente dedicarse a captar yihadistas ha vuelto a poner a la ciudad en el centro de todas las miradas y ha concentrado de nuevo la atención mediática en la capital del Maresme. Una vez más, y ya son varias en los últimos años, Mataró y yihadismo han vuelto a ir unidos en los titulares de todo el país, algo que ha deteriorado la imagen del municipio y especialmente la del colectivo musulmán que habita en la ciudad.

Eso es precisamente lo que denuncia Abdesamad El Bakali, presidente de la asociación cultural Al Ouahda del barrio de Rocafonda de Mataró, donde hace tres años se detuvo a otro joven por estar presuntamente vinculado al Daesh. También en esa ocasión el nombre de la ciudad y de este barrio en particular rodaron por toda la península, trasladando de nuevo una imagen negativa de la localidad que, según El Bakali “cuesta mucho de reparar y de volver a la normalidad”.

Algo, dice, que se nota mucho sobre todo a nivel vecinal. “Los demás no te conocen, pero en las calles hay un efecto social que afecta a la cohesión y a la convivencia y eso es lo que denunciamos”. Son los efectos de una “generalización” que ha salpicado a todo el colectivo musulmán que vive en Mataró desde hace años y que han creado unos estereotipos y unos prejuicios patentes y visibles en su día a día.

“Se habla poco de la imagen que queda en los vecinos”, entre los que ha aumentado la desconfianza respecto a toda la ciudadanía musulmana, algo que él mismo ha notado: “los vecinos pueden tener ahora dudas de mí y no se lo recrimino, tienen derecho a dudar». Ante esto, basta con concienciarse e informarse para no caer en vagas generalizaciones, algo que ha aumentado todavía más tras los atentados cometidos el pasado verano en Barcelona y Cambrils. “Nadie esperaba que los jóvenes de Ripoll hicieran lo que hicieron”, dice Abdesamad, “ahora piensan que este joven que está educado y tiene una vida normal se convierta de repente en uno de ellos”.

Pero para el portavoz de Al Ouahda ya no es sólo lo que vive el resto de la comunidad, sino también lo que queda en las personas que son señaladas pero que finalmente no se demuestra su culpabilidad o su vínculo con los hechos por los que habían sido detenidos y pone el ejemplo de lo sucedido a principios de año, cuando la Guardia Civil detuvo a una joven de 19 años en una operación antiyihadista en Mataró por presuntamente dedicarse al adoctrinamiento en Internet.

Sólo dos días más tarde, la chica fue puesta en libertad a petición de la Fiscalía, que no encontró indicios claros para vincularla con actividades terroristas. “A veces las detenciones quedan en nada y las personas se quedan afectadas”, dice El Bakali, que recuerda este caso en particular. “Una conocida me dijo que la chica quedó muy afecta y que incluso se llegó a plantear cambiar de ciudad, sólo por las miradas de la gente cuando se movía por Mataró”.

No es religión, es terrorismo

Abdesamad El Bakali y toda la comunidad musulmana de Mataró han querido mostrar públicamente su confianza en que los cuerpos de seguridad aclaren lo ocurrido esta semana y su rechazo a los actos terroristas que han tenido lugar en los últimos años tanto en Europa como en todo el mundo. Desde la asociación trabajan junto a otras entidades locales para concienciar a la población sobre los peligros del radicalismo: “como entidad que forma parte del colectivo musulmán de la ciudad, desde Al Ouahda queremos dejar claro que la radicalización es un problema venga de donde venga”.

Por eso, trabajar continuamente para desvincular yihadismo de religión, algo que siempre se tiende a unir erróneamente, sobre todo a raíz de la aparición de grupos terroristas como Estado Islámico, “que ni es Estado ni es islámico”, denuncia firmemente El Bakali. “Esta gente no tiene nada que ver con la religión, son criminales y deben ser perseguidos y juzgados”, asegura recordando además que, de hecho, “a nivel mundial las principales víctimas de la radicalización son los propios musulmanes”.

Con la intención precisamente de desmontar este tipo de mitos, la entidad ha llevado a cabo campañas y acciones de sensibilización en la ciudad dedicadas a concienciar sobre los valores del islam y a intentar que se deje de relacionar ambos conceptos. Algo que pierde utilidad si no se combina adecuadamente con más acciones a nivel local, autonómico y estatal.

El peligro de las redes sociales

Abdesamad vivió de cerca también el caso de este joven detenido en 2015, cuya madre formaba parte además de la asociación de musulmanes Rocafonda. “El chico cometió el error de entrar en las redes sociales, algo que nosotros alertamos siempre. Hay que tener cuidado con las redes, sobre todo en el caso de las personas jóvenes que no tienen conocimiento ni experiencia y no saben bien lo que hacen”.

El joven se encuentra desde hace tres años en prisión preventiva, “pero no tiene cargos de relevancia”. Nada que haya demostrado, hasta ahora, que se estuviera radicalizando, algo que niega rotundamente su propia madre, que reconoce al igual que su hijo que el joven consumió por curiosidad este tipo de contenido. “Por falta de conocimiento o ética”, los jóvenes acuden a estas páginas a veces a informarse, a veces por morbo o por simple curiosidad.

Para solucionar esto, Abdesamad propone “cerrar los portales que puedan suscitar al radicalismo o que hablen de grupos terroristas como Boko Haram, por ejemplo”. Una medida que, asegura, dista de “limitar la libertad de expresión o información de los jóvenes” sino que se enfoca más bien en intentar poner límites a la libre circulación de este tipo de contenido. “Igual que se cierran los portales de pedofilia, deberían cerrarse las webs que hablen de radicalismo”.

Un caso que de momento no está 100% confirmado, según la entidad, a diferencia de otros en los que sí es evidente y se debe actuar de manera fulminante. El Bakali pone por eso en valor el trabajo de todas las fuerzas de seguridad, a las que sigue animando a trabajar para evitar los focos de radicalización.

Mataró no es sólo esto

A raíz de estos y otros casos de detenciones vinculadas al yihadismo en la ciudad, la imagen del municipio se ha ido degradando y, tal como apunta Abdesamad, el racismo y la desconfianza se han ido extendiendo, especialmente entre algunos colectivos y sectores de la ciudad. “En Mataró se ha notado mucho la reacción de la extrema derecha”, dice El Bakali, y ha aumentado además “el nivel de fascismo y racismo”, algo que se ha aprovechado “para señalar a la comunidad y desprestigiarla”.

Algo no sólo visible en forma de “accidentes, peleas y agresiones”, sino también en el mundo virtual: “Twitter estaba ayer lleno de insultos hacia el colectivo, hacia el alcalde por ‘permitir’ que esto suceda en la ciudad y hacia entidades en particular”. El problema de la generalización se visibiliza de manera evidente en esta ciudad en la que, por suerte, el colectivo también cuenta con muchos apoyos.

“Los partidos de la ciudad están en contra de que se aproveche esto para atacar a toda la comunidad, de hecho, muchos de ellos me escribieron para darnos ánimos y trasladar su apoyo al colectivo musulmán”. Algo que alienta y da esperanzas y que demuestra además que Mataró no es sólo esto, sino que en la ciudad existe una amplia mayoría que no quiere dejarse llevarse por estimas y prejuicios, algo que habría que intentar extender ahora a la totalidad de la población y que esto se refleje también al exterior, para evitar que se quede con la imagen negativa de la ciudad que transmiten los medios.

El Bakali quiere además poner en valor el trabajo que hacen tanto desde la asociación cultural que él mismo dirige, organizadora de varios fórums, debates y mesas de trabajo, como de otros colectivos y organizaciones de la ciudad. Incluso los propios lugares de culto del colectivo, «las 3 mezquitas de la ciudad trabajan por la comunidad y se esfuerzan en tener una relación cordial con los partidos políticos y con la sociedad».

Un problema de fondo

Para el presidente de esta entidad, que agrupa a los musulmanes del barrio de Rocafonda –uno de los que más inmigración tiene de la ciudad junto al de Cerdanyola-, la solución no está en aplicar ciertas políticas o llevar a cabo ‘X’ acciones en determinados momentos de alerta como el que estamos viviendo, pues existe un problema general derivado sobre todo de la falta de consenso entre administraciones, colectivos y entidades.

“Como entidad vemos que no hay soluciones ni propuestas efectivas”, asegura, a pesar de que “a raíz del fatídico atentando en Barcelona se hicieron encuentros y debates”. “Hay muchas palabras, pero no se hace nada”, no se materializan de manera efectiva las iniciativas que podrían trabajar de forma integral en todos los ámbitos –político, cultural, social, educativo, laboral- para eliminar los prejuicios y la solucionar el problema de la desinformación que envuelve a todo el asunto del terrorismo yihadista y su vínculo con el islam. “Esto no acaba con un trabajo de un mes o dos, es un trabajo de fondo que se debe hacer en consenso y red con todos los implicados”.

“Nosotros siempre pedimos que estas ideas trabajen en todos los ámbitos y que lo hagan especialmente con los jóvenes”. Para ello, es muy importante el sector educativo y el entorno del barrio en el que se educan y crecen los jóvenes que, tal y como recuerda El Bakali, no deben ser estigmatizados pues no dejan de ser ciudadanos de Mataró, hayan nacido donde hayan nacido: “los jóvenes al final son de aquí, se llamen Said, Mustafa o Mohamed”.

FuenteEl Periódico de Catalunya
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