El presidente iraní, Ebrahim Raisi, fue enterrado eñ jueves, concluyendo días de funeral al que asistieron varios millones de dolientes tras su “muerte como un martirio” en un accidente de helicóptero.
Al menos tres millones de dolientes marcharon el jueves en su ciudad natal, Mashhad, para despedir al presidente Raisi, dijo el alcalde de la megaciudad, luego de procesiones en las ciudades de Tabriz, Qom, Teherán y Birjand.
Más tarde, al anochecer, el cuerpo del presidente fue bajado a una tumba en el Santuario del Imam Ali al-Rida (el Octavo Imam Chií), que millones de peregrinos visitan cada año.
El presidente, de 63 años, perdió la vida el domingo junto con su ministro de Asuntos Exteriores y otras seis personas después de que su helicóptero se estrellara en el noroeste montañoso del país mientras se dirigía a inaugurar una unidad mejorada de refinería de petróleo en Tabriz.
El incidente sumió a Irán en conmoción y dolor y generó una oleada de apoyo y solidaridad de musulmanes y no musulmanes de todo el mundo.
El Líder de la Revolución Islámica, el ayatolá Seyyed Ali Jamenei, expresó su profundo pesar por el “fallecimiento parecido a un martirio” y anunció el lunes cinco días de luto nacional.
El cortejo que transportaba los ataúdes de los “mártires” atrajo a un gran número de dolientes que atestaron las calles principales y adyacentes durante varios kilómetros.
En Teherán, el ayatolá Jamenei, funcionarios iraníes, dignatarios extranjeros y representantes de los grupos de resistencia regionales oraron el miércoles ante los ataúdes, antes de que millones de personas siguieran una procesión por el principal bulevar de Teherán.
“Oh Dios, no vimos nada más que bueno en él”, dijo el ayatolá Jamenei en árabe. El presidente interino de Irán, Mohammad Mojber, y otros funcionarios estaban cerca y algunos lloraron abiertamente.