Japón no es solo una tierra de templos y santuarios… sino también de mezquitas. Esto último se debe a un fuerte aumento en los matrimonios entre musulmanes y ciudadanos japoneses y del número de japoneses conversos durante las últimas dos décadas, que han visto un aumento de siete veces en el número de mezquitas.
Hirofumi Tanada, profesor emérito de sociología en la Universidad de Waseda en Tokio, calcula que Japón alberga ahora a más de 200.000 musulmanes.
Un estudio realizado por Tanada y sus colegas mostró que había 113 mezquitas en todo Japón en marzo de 2021, frente a solo 15 en 1999.
La cifra se basa en estadísticas gubernamentales sobre porcentajes de musulmanes en la población y cifras de miembros de la Asociación de Estudios Islámicos de Japón.
Su estudio mostró que alrededor de 230.000 musulmanes vivían en Japón a fines de 2020.
De ese número, los ciudadanos japoneses y aquellos que habían obtenido el estatus de residente permanente a través del matrimonio y otras circunstancias representaron alrededor de 47.000, más del doble de la estimación de 10.000 a 20.000 una década antes.
“Muchos de ellos se hicieron musulmanes a través del matrimonio”, dijo Tanada. “Es probable que un número creciente también se una a la fe por su propia investigación”.
Las mezquitas alguna vez fueron una vista rara en Japón, pero ya no.
La última, Masyid Istiqlal Osaka, abrió en el distrito Nishinari de Osaka el año pasado. Se encuentra en el edificio de una antigua fábrica. Los gastos de los trabajos de renovación fueron cubiertos en su mayoría por donaciones de indonesios. Indonesia cuenta con la población musulmana más grande del mundo.
Muchos japoneses usan la mezquita para rezar, dijeron las autoridades.
“Esperamos hacer de esta mezquita un lugar que todos los musulmanes se sientan libres de visitar”, dijo Herizal Adhardi, un indonesio de 46 años que dirige la entidad que opera Masyid Istiqlal Osaka.
“Los japoneses no estábamos familiarizados con los musulmanes”, dijo Hirofumi Okai, profesor asociado de sociología en la Universidad Kyoto Sangyo, que estudia la cultura islámica. “Ahora que son nuestros vecinos, debemos pensar en cómo convivir con ellos en esta sociedad que se diversifica”.