El presidente uzbeko Šavkat Mirziyoyev firmó ayer la nueva versión de la ley «Sobre la libertad de conciencia y las asociaciones religiosas», que prevé un procedimiento simplificado para el registro y el cese de dichas actividades. El documento se publicó en el Boletín Oficial del Parlamento y ya ha entrado en vigor.
Como explica la agencia Interfax, la medida pretende reforzar las garantías de la libertad de conciencia y de confesión religiosa. Mejora los mecanismos legales que garantizan que cada ciudadano pueda profesar libremente su credo religioso o no profesar ninguno.
Con la nueva ley, se reduce a la mitad el número de ciudadanos necesarios para establecer una comunidad religiosa a nivel local, incluyendo mezquitas e iglesias de otras religiones (ahora se necesitan más de 50 personas). También se suprime el requisito de 100 fundadores para la creación de un órgano administrativo central de la asociación religiosa y para los institutos de formación religiosa. La suspensión o el cese de actividades quedará exclusivamente en manos de los tribunales, y los órganos de registro no tendrán competencia en este sentido.
La legislación establece el carácter profesional de la enseñanza religiosa, que no podrá impartirse fuera de la institución educativa de la asociación religiosa. También se levanta la prohibición de lucir en público ropas y vestimentas religiosas, una medida que había causado varias polémicas en el pasado.
La normativa tiene un carácter muy «europeo». Los datos publicados por el Senado uzbeko revelan que la ley incorpora las recomendaciones de expertos de varias organizaciones internacionales -entre ellas, la Comisión de Venecia del Consejo de Europa y la Oficina de Instituciones Democráticas y Derechos Humanos de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa.
Según el Comité Estatal de Asuntos Religiosos de Taskent, en Uzbekistán el 94% de la población profesa el Islam; el 3,5% es ortodoxo y obedece al Patriarcado de Moscú y el resto pertenece a otras confesiones religiosas.