Los musulmanes de todo el mundo celebraron el Eid al-Fitr con mascarillas y oraciones, en momentos en que los conflictos y las restricciones por el coronavirus ensombrecían las reuniones familiares y encuentros masivos del festival.
Muchos países afectados por el COVID-19, incluidos Pakistán, India, Malasia e Indonesia, impusieron restricciones, cerraron tiendas e incluso algunas mezquitas -aunque el número de personas orando fue mayor que en 2020, cuando las cuarentenas prácticamente cancelaron eventos.
«(Somos) muy afortunados de poder rezar juntos este año, ya que no pudimos hacerlo el año pasado», dijo Tri Haryati Ningsih, de 53 años, en la mezquita Dian Al-Mahri en la ciudad indonesia de Depok, al sur de la capital Yakarta. «Con suerte, el coronavirus pasará rápidamente y siempre podremos orar juntos».
En un año típico, millones viajarían a sus ciudades de origen para celebrar el final del mes de ayuno del Ramadán con sus familias y se aglomerarían en los mercados y centros comerciales para compartir saludos y dulces.
En Depok, los fieles usaban mascarillas para ingresar y se esterilizaban las manos antes de ingresar. En la entrada, un letrero que describía los seis pasos recomendados por la Organización Mundial de la Salud (OMS) para prevenir la propagación del COVID-19 servía como recordatorio del peligro.
Sombra del conflicto
Muchos musulmanes también conmemoraron Eid bajo la sombra del conflicto, pasado y presente.
En Gaza, la alegría habitual del Eid se convirtió en luto para algunos, después de una noche de intensos ataques aéreos israelíes en medio de los enfrentamientos más feroces en años. Los médicos han calculado el número de muertos en el enclave en 83 en lo que va de semana.
«Todos los años nos disfrazábamos y hacíamos visitas. Este año no iremos a ningún lado», dijo Basma Al-Farra, de 20 años, en el campo de refugiados de Khan Yunis.
Combatientes de Hamas en Gaza y el Ejército del régimen israelí han lanzado una enorme cantidad cohetes y misiles a través de la frontera del enclave desde el lunes, luego de que tensiones relacionadas con la propiedad de la tierra en Jerusalén detonaron el conflicto.
En Afganistán, el Talibán declararon un cese del fuego de tres días para Eid, pocos días después de un ataque con bomba que dejó 80 personas muertas, la mayoría niñas escolares.
Algunos niños de Kabul disfrutaron del festival en un parque de diversiones, gritando de alegría mientras montaban carruseles y columpios.
En la ciudad iraquí de Mosul, que resultó gravemente dañada durante la larga guerra entre las fuerzas iraquíes y el grupo miliciano Estado Islámico que terminó en 2017, los fieles se reunieron en la histórica mezquita de al-Masfi del siglo VII, en gran parte en ruinas.
«Estamos felices por el Eid y otras celebraciones, pero también hay angustia debido a la gran destrucción en Mosul hasta el día de hoy», dijo Ayyub Dhanun. «Esta es una invitación para reconstruir este monumento y compensar a los residentes de Mosul reconstruyendo sus casas en el antiguo Mosul».