Se suponía que iban a ganarse el pan con el sudor de su frente en el sitio de construcción faraónico del Mundial 2022 en Qatar. Sin embargo, decenas, incluso cientos de trabajadores extranjeros, ni siquiera tendrán lo suficiente para hacer frente a la miseria porque no han recibido salarios por meses.
Esta oscura imagen de una esclavitud de los tiempos modernos ha sido denunciada por Amnistía Internacional, como parte de su último informe dedicado al Golfo Pérsico.
La rupturadel mito del “Dorado qatarí” ha supuesto una desilusión cruel para muchos trabajadores de Nepal, India y Filipinas, cuya necesidad, causada por la pobreza que viven en sus países, es explotada descaradamente por compañías que trabajan en las instalaciones del Mundial de 2022. A ellos se les debe un mínimo de 1,700 euros en atrasos salariales (casi 10 meses de sueldo) por parte de la empresa de ingeniería Mercury MENA.
AI ha recabado los testimonios de 78 de ellos (pero su número puede elevarse a varios centenares), que se encuentran atrapados en el rico Qatar sin recursos y endedudados. Algunos no han recibido sus salarios desde febrero de 2016.
“Al asegurarse de que reciban sus salarios, Qatar puede demostrar que se toma en serio la mejora de los derechos de los trabajadores», dijo Steve Cockburn, director de asuntos globales de Amnistía Internacional. La ONG también cree que el llamado sistema “kafala”, que permite a las empresas prohibir a sus empleados cambiar de empleador o abandonar el país, ha favorecido la explotación de estos trabajadores por parte de diferentes compañías.
Con la celebración del Mundial aproximándose, las autoridades de Qatar temen los escándalos y afirman haber mejorado considerablemente las condiciones de trabajo de los trabajadores inmigrantes, particularmente a nivel de “kafala”, que dicen haber comenzado a desmantelar.
Según AI, algunos trabajadores han podido, en efecto, abandonar Qatar, pero pagándose su propio billete. Uno de ellos, Ernesto, un capataz de tuberías de Filipinas, a quien no se ha pagado durante cuatro meses, dijo a la organización que ahora estaba más endeudado que cuando llegó a Qatar.